El polémico senador republicano Jeff Sessions, conocido por sus posturas antiinmigrantes, consiguió hoy la confirmación de la Cámara Alta estadounidense para convertirse en el próximo fiscal general durante el Gobierno de Donald Trump.
Con 52 votos a favor y 47 en contra, Sessions fue confirmado por fin para estar al frente de la Justicia tras un largo y duro debate en el pleno, en el que los republicanos forzaron a callarse a la senadora demócrata por Massachusetts Elizabeth Warren por sus críticas contra Sessions.
PUBLICIDAD
Pero el silencio forzoso al que fue sometida Warren, por decisión del líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, se convirtió hoy en el mayor altavoz de sus reivindicaciones al desatar la indignación en el país, aunque no pudo detener la confirmación de Sessions.
No obstante, el senador por Alabama, de 70 años, ya había sufrido varios retrasos en su confirmación forzados por los demócratas tras la polémica levantada por el despido fulminante de la fiscal general en funciones, Sally Yates, hace unos días.
Los republicanos acusaron a los demócratas de tratar de socavar a Trump al intentar tumbar a sus nominados para el Gabinete presidencial, y es que el partido opositor está retrasando todo lo posible las votaciones sobre los nombramientos, los más polarizados de la historia.
“No es ningún secreto que a nuestros colegas demócratas no les gusta el nuevo presidente y están haciendo lo que pueden para socavar a la nueva Administración”, dijo el senador republicano Chuck Grassley, presidente del Comité Judicial.
El senador superó el voto de esa comisión la semana pasada, el escollo más complejo, ya que en el voto de hoy solo necesitaba mayoría simple, pero igualmente en ambos casos la votación ha sido muy ajustada, con solo el consentimiento de un demócrata.
PUBLICIDAD
El difícil camino de confirmación del senador por Alabama, dado su extremismo en asuntos migratorios y femeninos, se volvió más controvertido después de que Trump relevara del cargo a Yates el pasado martes por insubordinación, ya que esta consideró ilegal la orden emitida por el mandatario para vetar temporalmente la entrada a los ciudadanos de siete países musulmanes.
Los demócratas elogiaron entonces la decisión de Yates y acusaron a Sessions de ayudar a Trump a redactar la orden, una reclamación que Grassley negó.
Sin embargo, ha transcurrido más de una semana hasta que Sessions ha logrado que su cargo fuera sometido a voto en el pleno, ya que los demócratas, frontalmente opuestos a su nominación, han extinguido al máximo el tiempo de debate asignado para estos casos en el pleno de la Cámara Alta.
Para mostrar su oposición, como hicieron con la ya secretaria de Educación, Betsy DeVos, dieron un maratón de discursos en contra de la candidatura de Sessions, aunque solo ha tenido un efecto simbólico.
Sessions jurará el cargo como fiscal general en medio de la polémica sobre el veto migratorio de Trump, cuya vigencia sigue congelada por un juez federal mientras una corte de apelaciones toma una decisión sobre el caso.
“Lo que hemos visto es un presidente que menosprecia a los jueces cuando no están de acuerdo con él”, dijo el líder de la minoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer.
“Lo que hemos visto es un presidente que está dispuesto a sacudir las raíces de la Constitución y una de sus premisas fundamentales (la libertad religiosa)” dentro de sus primeras semanas en el cargo, agregó.
“Ciertamente necesitamos un fiscal general que resista a ese presidente -insistió Schumer-. Pero (Sessions) no es, si se puede decir una cosa sobre él, es que no es independiente de Donald Trump”.