El presidente venezolano Nicolás Maduro juramentó el martes una nueva directiva de la petrolera estatal como parte de una reestructuración que busca recuperar la productividad y erradicar el flagelo de la corrupción en la empresa.
El mandatario exigió un “mejor trabajo, con el menor gasto de recursos, ser eficientes y dejar atrás la corrupción”.
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Eulogio Del Pino, el actual presidente de Petróleos de Venezuela S.A, fue ratificado en el cargo pero no así la mayoría de los antiguos ejecutivos. Entre los nuevos sobresalen funcionarios con escasa o inexistente experiencia en la industria petrolera, varios de ellos provenientes de sectores políticos o militares.
La juramentación se produce casi un mes después que Del Pino, quien fungía también como ministro de Petróleo, fuera reemplazado en esa cartera por Nelson Martínez, otrora presidente de Citgo, filial de PDVSA en Estados Unidos.
Maduro afirmó entonces que el cambio tenía como propósito que Del Pino se concentrara solo en la dirección de la corporación.
Para Maduro, los cambios en PDVSA “profundizará su reestructuración para curar las heridas económicas, morales, sociales y políticas” que, según el mandatario, dejó la “guerra económica”.
El gobierno sostiene que la crisis económica, política y social que agobia a los venezolanos es consecuencia de una “guerra económica” promovida por sectores opositores y empresariales, pero analistas señalan que la compleja situación es producto, en parte, del agotamiento de los sistemas de control de precios y de cambios vigentes desde el 2003.
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PDVSA no ha escapado de la crisis que se agravó por el descenso de los precios del petróleo, que representa 96% de los ingresos por exportaciones.
En 2015, la petrolera registró una caída de 40,7% en sus ingresos, lo cual generó un fuerte impacto en las ganancias integrales de la corporación que cerraron en 2015 —las más recientes cifras disponibles— en 2.588 millones de dólares, una caída de 79% al compararlas con las ganancias de 2014.
PDVSA tampoco ha estado ajena a las denuncias de corrupción, incluyendo casos de personas que se declararon culpables en Estados Unidos por el pago de sobornos a cambio de contratos millonarios con la petrolera venezolana.
El 10 de enero pasado, las autoridades detuvieron al presidente de Pequiven, una petroquímica propiedad de PDVSA, por supuestos hechos de corrupción. Esa detención fue realizada un día después que el mandatario pidió citar al funcionario para que respondiese a denuncias sobre fallas en la producción y el suministro de materia prima por parte de la petroquímica al sector productivo del país.