Esteban Santiago Ruiz, de 26 años, se puede observar en un video publicado ayer caminando tranquilamente en el área de recogido de equipaje del terminal 2 del aeropuerto de Fort Lauderdale, en Florida. De un momento a otro, el puertorriqueño saca un arma de fuego escondida bajo su camisa y comienza a disparar. Varias personas se lanzan al suelo, intentando protegerse de los disparos de una pistola semiautomática calibre 9 mm, que cegó la vida de cinco personas y dejó a otras seis heridas.
Aunque se desconocen las causas que provocaron la balacera, el comportamiento del joven veterano de la Guardia Nacional ha sido asociado al trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), una condición a la que cualquier persona está expuesta, aunque el riesgo de padecerla es mayor en los veteranos de guerra.
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“El PTSD es una condición bien compleja dentro de la psiquiatría y sí se asocia con actos violentos, porque es una condición en la que muchas veces las personas pierden el contacto con la realidad”, explicó la psiquiatra Karen Martínez, directora del Centro para el Estudio y Tratamiento del Miedo y la Ansiedad del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Sin embargo, “es extremadamente raro” que el PTSD lleve a una persona a cometer actos de violencia como el ocurrido en el aeropuerto de Florida, indicó la catedrática auxiliar del RCM. No obstante, la persona puede “confundir la realidad” cuando el trastorno está asociado a “síntomas psicóticos”. “No quiero que entonces la gente piense que todo el mundo que tiene un diagnóstico de PTSD puede llegar a violencia, porque eso no es así”, apuntó.
Con esto coincidió la doctora Mildred Vera, profesora investigadora de la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM. “Es bien difícil atribuir esa conducta a esta condición (PTSD). […] Esa relación de homicidio, no es una característica de la condición”, dijo, añadiendo que no es común la conducta agresiva en los pacientes del PTSD.
De acuerdo con familiares de Santiago Ruiz, el joven había expresado que “escuchaba voces que lo estaban persiguiendo”. María Ruiz Rivera, tía de Esteban, dijo a CNN que su sobrino había regresado diferente de la guerra en Irak, donde estuvo casi un año, hasta su regreso en el 2011. “Su mente no estaba bien”, aseguró.
“Cuando estamos hablando de que las personas han oido voces, pues tiende a ser otro diagnóstico. (La persona) puede tener PTSD y esquizofrenia o paranoia, por ejemplo. Es decir, esta condición (el PTSD) no se caracteriza por estas voces que te dirijan a hacer cosas”, apuntó.
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El PTSD puede afectar la relación familiar entre el paciente y sus allegados, puede afectar al individuo en su trabajo, las tareas rutinarias del diario vivir, tiene además implicaciones de costos, porque la productividad de estas personas se minimizan cuando tienen esta condición que puede durar años, según explicó la doctora. Es decir, se afecta la vida ocupacional, social y personal y en algunos casos puede llegar hasta el suicidio. Esto último tiene mayor prevalencia en los exmilitares. Sin embargo el homicidio, recalcó Vera, no es una característica de la condición.
“Si puede haber alguien que tenga la condición y lo mejor tenga otros diagnósticos adicionales, pero realmente lo que lleva a estas conductas agresivas no necesariamente es el estrés postraumático, no hay una relación directa”, explicó la doctora, quien dirige el proyecto Adelante, que ofrece tratamiento libre de costo para el PTSD.
De acuerdo con estadísticas del Veterans Affairs Caribbean Healthcare System, la población de veteranos en Puerto Rico alcanza los 100,000. De ese total, unos 1,300 están matriculados como pacientes de PTSD, aunque esta no necesariamente es la cifra más preocupante. El número de veteranos recibiendo tratamientos relacionados con salud mental se aproxima a los 20,000.
Para atender esta población, la Administración cuenta con 60 psiquiatras y 35 psicólogos alrededor de la isla, pero principalmente en San Juan, Ponce y Mayagüez. Según Axel Román, portavoz del Hospital de Veteranos, la cantidad de especialistas bajo el renglón de salud mental ha sido —hasta el momento— suficiente para cumplir con las necesidades de los pacientes. La doctora Sonia Santiago, portavoz del grupo Madres Contra la Guerra, difiere.
“La obligación moral, ética y legal le corresponde a la Administración de
Veteranos y no está dándoles seguimiento a los casos adecuadamente”, apuntó la psicóloga.
“Las Fuerzas Armadas en múltiples ocasiones mandan a estos jovencitos a los escenarios de guerra y a su regreso no le dan el seguimiento y monitoreo adecuado”, añadió Santiago.
De acuerdo a información provista por la doctora Vera, las personas que sufren de PTSD tienden a:
- revivir el evento traumático a través de pesadillas perturbadoras o pensamientos persistentes sobre el evento
- evitar situaciones que le recuerdan el evento, así como evitar hablar o pensar en el evento
- experimentar cambios negativos en la manera que piensan de sí mismas y de los demás
- pensar que el mundo es completamente peligroso
- estar siempre alerta y en búsqueda de peligro
- irritarse con facilidad
En el caso de Esteban Santiago Ruiz, “el factor más importante de por qué llegó hasta este punto es que no tuvo acceso al tratamiento que necesitaba”, dijo la doctora Martínez, añadiendo que el tratamiento adecuado es la manera más eficaz de evitar que algún tipo de condición mental se traduzca en actos violentos.
Luego de un evento traumático es común que una persona experimente pesadillas, recuerdos dolorosos, miedo, irritabilidad y aislamiento. Sin embargo, si estas reacciones persisten por más de un mes, le causan mucha angustia a la persona o interfieren en su trabajo o vida familiar, es probable que se trate del PTSD.
No hay señales de cambio sobre transporte de armas
Justo el día antes de los hechos ocurridos en el aeropuerto de Fort Lauderdale, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) publicó un tuit en el que invitaba a los viajeros a informarse sobre las restricciones y requerimientos de portación de armas en un vuelo.
Una visita breve al portal cibernético de la TSA permite corroborar que, en efecto, siempre y cuando el arma esté registrada y descargada dentro de un estuche con seguro en la maleta facturada el viajero puede llevar el arma libremente. De hecho, según la página de la TSA, las escopetas de rifles descargadas son permitidas en el equipaje de mano.
Tras los hechos en Florida, la TSA no ha emitido ningún cambio a estas restricciones y no se prevé nueva legislación por parte del Gobierno federal de Estados Unidos respecto a nuevas restricciones en cuanto a portación de armas y transporte.
“No pasó durante la administración de Barack Obama, no va a pasar en un Congreso republicano con el presidente Donald Trump, que ha dicho que va a proteger la Segunda Enmienda, el derecho a portar armas”, aseguró Alfonso Aguilar, presidente de la organización Latino Partnership for Conservative Principles.
Aguilar explicó que los Gobiernos estatales podrían aumentar las restricciones, incluyendo para los viajeros. El problema sería la “falta de uniformidad” entre un estado y otro. Añadió que la intervención del Gobierno federal desataría “una controversia constitucional y sería un debate bien candente”.
Sobre lo ocurrido en Florida, indicó que “en esta situación en particular da la impresión de que hubo un fracaso de las agencias de seguridad al subestimar la situación de esta persona”, en referencia al presunto responsable de los hechos. Además, dijo que más restricciones en términos del transporte de armas en vuelos, no hubiese evitado necesariamente lo ocurrido en Fort Lauderdale, dado que el área donde ocurrieron los hechos es una zona a la que “cualquier persona puede tener acceso”.