El presidente ruso Vladimir Putin ordenó una campaña oculta para influir en la elección presidencial de Estados Unidos a favor de Donald Trump, declararon el viernes agencias de inteligencia estadounidenses en la primera acusación formal del gobierno en apoyo de aseveraciones que Trump y sus seguidores han rechazado con determinación.
El reporte de inteligencia, una versión no clasificada de un informe clasificado más detallado que fue proporcionado más temprano a Trump, a la Casa Blanca y a líderes del Congreso, no brinda ninguna evidencia que respalde sus afirmaciones.
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El presidente electo dijo después de su reunión con los funcionarios de inteligencia de mayor rango del país que era claro que el hackeo ruso a correos electrónicos no le entregó la presidencia.
No hubo indicios de que Rusia afectara el conteo formal de votos o alterara las máquinas de votación, según el reporte desclasificado, que representa la narración más explícita hasta el momento sobre los esfuerzos rusos para interferir en el proceso político de Estados Unidos. Pero el reporte señaló que las acciones de Rusia incluyeron la intrusión ilegal a las cuentas de correo electrónico del Comité Nacional Demócrata y de demócratas en lo individual, incluido John Podesta, presidente de campaña de Clinton, así como el uso de propaganda financiada por el Estado y de “trols” pagados para hacer comentarios viles en redes sociales.
La versión no clasificada incluyó anotaciones al margen en las que se admite que ésta “no incluye toda la información de apoyo sobre elementos cruciales de la campaña de influencia”; pero señala que sus conclusiones fueron idénticas a la versión clasificada, la cual fue más detallada
El reporte vincula explícitamente a Putin con los hackeos, los cuales describe como “el plan más osado hasta ahora” para influir en una elección estadounidense, y señala que el gobierno ruso suministró los correos a WikiLeaks, algo que el fundador del portal, Julian Assange, ha negado reiteradamente.
Las agencias de inteligencia también dijeron que Rusia continuará tratando de influir en eventos futuros en Estados Unidos y otras partes del mundo, en particular en aliados estadounidenses.
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“Los objetivos de Rusia fueron socavar la fe pública en el proceso democrático de Estados Unidos, denigrar a la secretaria Clinton y dañar su elección y potencial presidencia”, indicó el documento. “Estimamos adicionalmente que Putin y el gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por el presidente electo Trump”.
Lo más probable es que Putin haya querido desacreditar a Clinton porque la culpa de incitar protestas masivas contra su régimen a fines de 2011 e inicios de 2012, y porque está resentido con ella por comentarios despreciativos que ha realizado sobre él, señaló el reporte.
Mientras Trump se reunía en Nueva York con funcionarios de los servicios de inteligencia para ser informado sobre la campaña rusa, el Congreso contabilizaba los votos del Colegio Electoral para confirmar oficialmente la victoria de noviembre de Trump.
Trump ha sido desdeñoso desde hace meses respecto a las afirmaciones de las agencias de inteligencia sobre el involucramiento de Rusia.
Después de que finalmente vio la información que respalda las acusaciones realizadas por el gobierno saliente del presidente Barack Obama, Trump emitió un comunicado de una página en el que no menciona si Rusia buscó entrometerse. En lugar de ello, dijo que “no hubo absolutamente ningún efecto en el resultado de la elección”.