- “A mi madre no le gustaba que me dieran el Nobel. Decía que si a uno le pasa eso, se muere enseguida”.
- “El oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se práctica”.
- “El compromiso del escritor no solo es con su realidad política, sino con toda su realidad. Eso lo aprendí en París”.
- “Me desconcierta tanto pensar que Dios existe como pensar que no existe. En todo caso, Dios es la más inquietante y poderosa de las ideas”.
- “Lo único malo de la muerte es que es para siempre. Todo lo demás es manejable, pero la muerte…. ¡Esa sí que es la gran trampa!”.
- “La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener”.
- “El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”.
- “Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía”.
- “Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir ‘no’ cuando es ‘no’, y a no arrepentirme de lo dicho”.
El Nobel: su gran salto a la fama
En 1982, en Estocolmo y vestido con el tradicional liquiliqui de su tierra natal, Gabo recibió uno de los premios más codiciados por un escritor: el Nobel de Literatura. De allí recibiría más de un reconocimiento, como Medalla de la Legión de Honor francesa en París (1981) y Condecoración Águila Azteca en México (1982), entre otros.
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El reconocimiento no solo lo llevó a la fama mundial y al corazón de todos aquellos que para ese momento no se habían deleitado con sus obras, sino que puso a Colombia en el ojo de la literatura universal, tanto por ser el lugar donde el realismo mágico había sido imaginado entre palmas y atemporalidades, como porque Cien años de soledad se convirtió en la novela más importante de una generación de escritores que imaginaron una Latinoamérica diferente.
Gabo no solo escribió uno de los libros más importantes de la literatura mundial. La historia de los Buendía abrió las puertas a Colombia en ámbitos artísticos. No se pueden negar los grandes aportes de otros escritores hasta ese momento, pero el mundo vio al país a través de las narraciones exquisitamente descriptivas de Márquez. Además del ámbito literario, la obra trascendió a la música, el teatro y el cine.
Sin lugar a dudas, Gabriel García Márquez es la pluma que recordarán los colombianos de todas las generaciones, edades, razas y regiones.