¿Cuándo hechar se escribe con hache? Me temo que nunca, y la razón es muy poderosa: ese “verbo” hechar no existe en español. El verbo es echar, sin hache, y nos remite a toda suerte de acciones. Uno puede echar basura al zafacón, gasolina al tanque, sal a los tostones, y pique a la morcilla. Nos pueden echar del trabajo, podemos echar chispas, echar un sueñito, echar un pie y hasta echar a correr. Igual echarnos a llorar o a reír. El brujo echa un fufú, los creídos se las echan y últimamente todos estamos esperando que la rana eche pelo.
Entonces ¿por qué le ponemos a echar una hache que no lleva? Seco explica que la confusión es el resultado de la asimilación con las formas del pasado del verbo hacer, como en a lo hecho, pecho (responsabilizarse por lo hecho). Si algo está hecho, con hache, está terminado. Por ejemplo, si usted hizo lo que tenía que hacer, su trabajo está hecho y usted está hecho leña, que no es lo mismo que echar leña al fuego. El problema no es solo ortográfico; como echar (al igual que hacer) se emplea con diversos sentidos, hay que tener precauciones de todo tipo. Fíjese en este ejemplo: ¡Oiga, le pedí dos libras y aquí hay solamente libra y media! Ay, perdone, es que hacía tanto tiempo que no venía, que le he (h)echado de menos (je, je, je). ¡Mi querido METRO LECTOR, no deje que le echen las cabras!