Estilo de Vida

Bocadillos Lingüísticos: HISTÉRICAS

La doctora Aida Vergne, profesora universitaria y lingüista, explora un absurdo caso machista en nuestro lenguaje.

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Leyendo por ahí, en un librito de Liscano, me tropecé con la palabra padrejón, y no pude creer lo que leí. Rauda y veloz, agarré el Diccionario de la Real para confirmar que padrejón figura como: “Histerismo en el hombre”. 

¿Histerismo? Fui a buscar histerismo, a ver qué cosa era esa que le daba a los hombres y el diccionario me remitió a: histeria. Para allá cogí, y mire lo que encontré: “histeria. 1. f. Med. Enfermedad nerviosa, crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos”. 

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¿En serio? ¿Será posible que a estas alturas se registre una definición tan machista y disparatada? ¿No se han enterado los lexicógrafos que el término “histeria” ya NO se utiliza en el ámbito clínico? 

El diccionario se quedó estacionado en la época de Hipócrates cuando se creía que el útero andaba sin rumbo fijo por el cuerpo. Platón en sus Diálogos decía: “El útero es un animal que vive en las mujeres con el deseo de hacer niños. Bloquea los conductos del aliento, impide la respiración, causa una molestia extraordinaria y ocasiona enfermedades de todo tipo”. Ese útero deambulante, en su ir y venir, enfermaba a la mujer.

Mire, aunque la etimología de la palabra recoge esa noción, es imperdonable perpetuar ideas tan absurdas y machistas. La definición de histeria la escribió un padrejón.

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