Estilo de Vida

Deconstruir y construir una nueva paternidad: una tarea de amor

Entrevistamos a padres contemporáneos que tienen clara la relación que construyen día a día con sus hijos mientras abrazan una paternidad afectiva, equitativa y lejos de estereotipos.

Para el actor Modesto Lacén las mañanas son su momento favorito del día. En esas horas, comparte la morriña mañanera con su retoño de un añito, Nicanor. Le da los buenos días, le pregunta cómo está y es posible que Nicanor le responda con sus ojitos risueños. Los cariños nunca faltan en el hogar. Y si algo ha decidido con su esposa, la escritora Ana Teresa Toro, es que la crianza del niño recorrerá lejos de estereotipos sociales de lo que debe hacer o no hacer un hombre.

Durante su crianza, Lacén aprendió la equidad en hogar. Eso de hacer las labores de la casa y las muestras de cariño son algo que para él se dio de forma equitativa entre sus padres. Y ahora, para el actor, es importante que su retoño sea testigo que desde el hogar se construye la corresponsabilidad de las tareas de la casa. Nada de que el ‘papá ayuda’. En cambio, para Lacén, no se trata de otra cosa que hacer lo que le toca y que Nicanor, al final del día, aprenda que levantar un hogar es una faena equitativa.

“Ahora con Ana Teresa quiero que Nicanor vea que yo puedo fregar igual que pues, hago unas cosas del carro y Ana Teresa es la que arma las cosas en casa. Soy muy malo armando cosas… Y espero que él vea que esos roles no determinan tu hombría ni determinan tus intereses”, señaló. “No estoy ayudando [en el hogar]. Esa es mi responsabilidad… Sí, estoy a la par con Ana Teresa en la crianza y es lo que quiero porque lo viví así. Así que lo que quiero es que él vea que hombre y mujer pueden hacer los mismos roles”, continúa diciendo, mientras su crío de un añito explora cada recoveco en nuestra sala de redacción.

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Y es que, sin duda, la paternidad y la masculinidad tradicional continúa atravesando por un trayecto de deconstrucción ante las luchas impulsadas desde el movimiento feminista y la lucha de mujeres. Así lo reconoce la psicóloga Kalitza Baerga, quien comenta que, aunque queda camino por andar para acabar con esa figura patriarcal del proveedor familiar, la sociedad ha ido modificando esta concepción.

“Hemos tenido grandísimos avances con la llamada liberación femenina o con el feminismo y cómo no solamente el feminismo ha ayudado a las mujeres, sino que también ayuda a los hombres porque los hombres pueden expresar sus emociones; el que los hombres puedan ver sus roles que no son estrictamente los que se les ha enseñado y que puedan moverse a otras cosas, pues también les da liberación, también les ayuda en su vida y les provee bienestar”, comenta la psicóloga.

José Alvarado, quien se desempeña como vicepresidente de ventas en una empresa de mercadeo, no tuvo un referente paternal en el recorrido de su niñez. En cambio, fue su madre a quien le tocó ser la jefa de familia, proveer la manutención y el afecto diario. Aún así, Alvarado —de 45 años— erigió su propio referente de paternidad y cuenta que, junto a su esposa Michelle Pérez, basan en la comunicación la relación con sus hijas Carolina y Adriana.

En la dinámica del hogar todos tienen que enrollarse las mangas. Todos tenemos que aportar. Cada cual tiene su tarea y no todo depende de una sola persona. Parte del proceso es que ellas tienen sus responsabilidades en la casa, en la escuela y cuando están fuera. Eso lo vamos fomentando”, cuenta Alvarado sobre sus niñas de 16 años.

“Hay que ser vulnerable porque es parte del proceso y yo lo que necesito con ellas es apertura”.

José Alvarado

Pero el concepto de la corresponsabilidad en el hogar también es un tema que ha vivido de cerca el cantante Hermes Croatto en medio de la crianza de su hijo Mauro, de 8 años, junto a su esposa Viviana Santana. Croatto, de 39 años, también descarta el estereotipo de que es un padre que ‘ayuda’ en el hogar. Prefiere acentuar que las asignaciones de la casa le tocan a toda la familia sin distinción de género.

“Viviana está trabajando en una agencia, está de gerente general, llega tarde… Y con eso no tengo ningún rollo. En casa yo mapeo, el que friego, el que limpio. Y tampoco es este tema de ‘déjame ayudar a Viviana’. No, es mi responsabilidad… No es que estoy ayudando a mi esposa, es que igual le toca a ella como me toca a mí y como también a Mauro, y sobre todo también es el ejemplo para Mauro”, señala, mientras en ocasiones le acomoda el cabello a su hijo, quien no le suelta la mirada a su padre.

Si bien la corresponsabilidad en el hogar ha dado indicios de avances, Baerga admite que todavía falta camino por recorrer para derrumbar la idea de que las labores de la casa únicamente corresponden a las mujeres. “Todavía sabemos y —uno lo ve en comentarios de la gente— que las mujeres tienen la mayor carga y lo hemos visto en la pandemia con el asunto de que los hijos han estado en las casas en educación virtual. Muchas mujeres han tenido que dejar sus trabajos para quedarse en la casa atendiendo la educación de sus hijos y sus hijas. La realidad es que todavía, o por lo menos la percepción que hay, es que esa cara del cuidado del hogar y del cuidado de los niños mayormente la tienen las mujeres”, menciona la psicóloga.

“Es necesario, llorar está totalmente permitido en nuestra casa”.

Hermes Croatto

La afectividad y las emociones como pilar en la crianza

Por años, la paternidad se ha cimentado como una figura fría que no muestra emociones y que, en todo caso, reprime sentimientos. En esta noción, se alude a comentarios como “los nenes no lloran”, o que el afecto debe venir exclusivamente de la madre.

“Antes de la paternidad hay un asunto importante que es cómo construimos esa masculinidad tóxica. Eso de que tenemos que ser fuertes, que no podemos llorar o cuántas novias vas a tener. Y mientras le decimos todo eso a los niños, pues vamos creando esa figura tóxica de masculinidad”, comenta Marcos Santana Andújar, quien es trabajador social y director de la organización Red por los Derechos de la Niñez. Inclusive, dicha entidad fue creada por Santana Andújar tras haberse criado en un albergue mientras su mamá se protegía de su padre biológico por incidentes de violencia de género. El ejemplo paternal de Santana Andújar vino por medio de la figura de su padre adoptivo, de quien obtuvo un modelo de afectividad en su crianza. “Tuve este referente de papá adoptivo que estuvo presente, que era cariñoso, que creía en mí, que sabía abrazar, que sabía besar. Era un referente de papá como pocos, aunque los hay, porque tradicionalmente la figura del hombre es la que trabaja y mantiene y el de la mujer es más maternal y expresa más sus emociones. Así que yo supe el bien que hacía porque lo viví en carne propia”, narra.

Para Alvarado, en sus pasos por la paternidad, le resulta ineludible destapar su propia vulnerabilidad ante sus hijas gemelas de 16 años. “La realidad es que hay que ser vulnerable porque es parte del proceso y lo que necesito con ellas es apertura, y si yo mismo no me muestro vulnerable con ellas cómo voy a esperar que ellas sean así conmigo”, confiesa Alvarado mientras comparte sonrisas con sus hijas. Incluso, confiesa que —ante insistencia de círculos de amistades— ha encarado la imagen del padre sobreprotector de sus hijas. “Ya no es como antes. Antes el papá o, hasta la mamá, mantenía a las hijas bien amarradas en la casa. Y creo que no. Necesito que tú tengas experiencias pedazo a pedazo porque lo que no quiero es que el día que tú salgas a la calle y tengas la experiencia cometas errores por inexperiencia. Creo que hay que ir dándole esa enseñanza poco a poco y que ellas en su momento decidan basado en la experiencia que han tenido”, señala.

Y es esa vulnerabilidad y la muestra de sentimientos hacia sus hijos la que Santana Andújar indica que fomentan en el trabajo que realizan desde la Red por los Derechos de la Niñez y la Juventud. “Trabajamos con familias para prevenir el maltrato en las familias. En el caso del [centro en] Juncos, vemos el valor que tiene cuando los padres se involucran en la crianza. No solamente de beneficio para los niños, sino de beneficio para ellos también y cómo van sanando esa construcción que nos hace daño porque mi experiencia es que criarnos así fuertes, los machos que no lloramos, también les hacen daño a los papás. Le hace daño porque no pueden apalabrar sus emociones y cuando los vemos involucrarse en nuestros grupos de destrezas de crianza, vemos cómo se disminuye ese mal manejo de la violencia”, explica Santana Andújar.

En ese sentido, tanto Santana Andújar como Baerga favorecieron la educación con perspectiva de género para combatir la masculinidad tóxica y, por consiguiente, la contención de las emociones o la incapacidad de manifestarlas fuera de la violencia y la rabia.

En medio de la entrevista, Lacén le hace cucamonas a Nicanor y en ocasiones intercambian miradas, se buscan, juegan, se abrazan. Mientras conversamos, el actor sabe que la sociedad propicia que los hombres repriman sus emociones, que no lloren, que no muestren afecto y que eviten a toda costa cualquier rastro de vulnerabilidad. Sin embargo, la crianza que ha labrado junto a Toro para Nicanor busca procurar que esas emociones se manifiesten.

“Quiero que él [Nicanor] sienta que pueda comunicarse. Siento que muchos hombres la crianza y la sociedad nos empuja a que no hablemos, que no debemos comunicar lo que sentimos. O inclusive, que no debemos sentir. Al contrario, quiero que él tenga esa libertad de hablar conmigo y con Ana Teresa lo que sienta, que si tiene que llorar que llore”, dice.

“Siento que tenemos que sanar mucho los hombres con respecto a nuestras emociones y cómo nos comunicamos”, agrega.

“Es necesario, llorar está totalmente permitido en nuestra casa”, dice, por su parte, Croatto.

Y en ese compartir de emociones también radica las muestras de afecto hacia los hijos e hijas. Los tres padres entrevistados contestaron, sin titubeos, que, constantemente les dicen a sus hijos que los aman y los colman de abrazos.

Para Croatto, el carácter de “abrazón” de su padre, Tony, es algo que procura seguir cosechando junto a su hijo Mauro, quien no esconde las repetidas ocasiones en que su padre le dice que le ama. “Por la mañana, por el mediodía, por la noche, cuando llegas de un lugar”, confiesa el niño de ocho años.

“Lo beso. Me encanta el afrito y acomodárselo. Le doy ‘topi’, lo abrazo mucho. En la mañana, él es morriñoso y me gusta darle los buenos días. Ese momento en la mañana me gusta mucho”, cuenta por su parte Lacén.

Similar al actor es Alvarado con sus hijas, quienes admiten que sueltan un ‘te amo’ a su padre todos los días. Y, de vez en cuando, Alvarado se envuelve con sus hijas grabando vídeos en plataformas digitales como TikTok.

Baerga señala que parte del desarrollo de una construir nuevas paternidades radica en las muestras de afecto de los padres hacia sus hijos. “Todavía tenemos que orientar a los hombres sobre la importancia de ese afecto físico con sus hijos y sus hijas. El buen toque, el abrazo, es la manera en que los niños y las niñas saben que se les ama porque para ellos que se le diga ‘yo te amo’, es chévere, pero tiene que ir acompañado también de ese abrazo y de ese afecto físico porque es lo que les da más seguridad”, comenta la psicóloga.

Vea el video aquí:

 

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