Nada que ver con el admosférico mi queridísimo METRO lector. Se trata del fenomenal fenómeno lingüístico (fonético, semántico, sintáctico, morfológico, el que sea, que no discrimino). Por ejemplo, cuando un hablante se aparta de la “norma” los lingüistas, en vez de sacar la correa, paran el oído y tratan de descifrar qué fue lo que ocurrió. Es mucho más iluminador saber por qué la gente dice íbanos y veníanos, a sencillamente regañar y humillar al hablante que se “apartó de la norma” o peor, mirarlo por encima del hombro… . Mire, cuando explicamos por qué ocurren las cosas, no solo entendemos sino que también APRENDEMOS la forma “correcta” o normativa.
Por ejemplo en diabetes / diabetis el cambio de la vocal final podría ser por influjo del inglés, o porque la vocal i está articulatoriamente más cerca de la [s] y, por la ley del mínimo esfuerzo, el hablante convierte esa e en i. Reversa es un anglicismo adaptado usual que convive con riversa en lengua oral (y también se ve en lengua escrita). En este caso, me temo que el cambio de la vocal responde a la misma razón de diabetes (la [i] de riversa está más cerca de la v [b], que la [e], en términos de articulación). El caso de hubo y hubieron es más complejo; hubieron, a diferencia de lo que muchos piensan, es una forma verbal correcta. El detalle es que los hablantes la emplean donde le “corresponde” a hubo. Pero de que hubieron, hubieron. Se lo aseguro. Y el jueves próximo le explico el interesante íbanos, y veníanos, y no nos deteníamos… ¡PENDIENTES A METRO!