Estilo de Vida

Bocadillos Lingüísticos: El víboro

La doctora Aida Vergne, profesora universitaria y lingüista nos habla de los sustantivos epicenos

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Pérate, pérate, pérate. ¿En serio? ¿El víboro? Nope. Nada que ver. Para bien o para mal, la víbora siempre será FEMENINA. Y usted dirá que me he vuelto loca. Pero no. Hay víboras masculinas. Entonces, ¿por qué no los víboros? ¡Ajá! Llegamos. Pues, como le tengo este inmenso cariño a usted mi querido METRO lector, le explico con paciencia y sin hormigas. Resulta que este nombre (al igual que muchísimos otros) pertenece a una categoría que se conoce como sustantivos EPICENOS  (lo sé, suena a enfermedad mortal, pero no lo es). Téngame fe y siga leyendo, si me hace el favor… Los sustantivos epicenos son aquellos nombres que designan entes vivos que solo tienen un (1) género GRAMATICAL; o son masculinos, o son femeninos y pare de contar. Por ejemplo, el cocodrilo y no el cocodrila o la cocodrila. Lo interesante es que, a pesar de tener solo un género GRAMATICAL, estos sustantivos epicenos designan seres o entidades de uno u otro SEXO, que no es lo mismo ni se escribe igual. Vamos con calma. Hay epicenos masculinos (tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima). Póngalos a prueba y verá. La víctima SIEMPRE  será femenina, aunque el desdichado sea masculino. Y aquí es que viene lo bueno, ¿o será lo confuso?  Según la gramática, la concordancia de un sustantivo epiceno se establece SIEMPRE en función del género del epiceno. Me explico: en el caso de víctima, que siempre es femenino aunque, como le dije,  el infortunado sea un hombre, la oración deberá construirse de la siguiente forma:  “La víctima (femenino), un hombre de 30 años (masculino), se salvó milagrosamente”. Cuando es necesario hacer la distinción de género, se aclara en la oración, o se le añade un adjetivo, por ejemplo, macho/hembra, al epiceno: la hiena macho y la hiena hembra. Así que ya sabe, el epiceno posee un solo género, o masculino o femenino como la víbora, y no admite alternancia del artículo (el víbora* ni el víboro).  El asunto del género gramatical no se queda aquí, y siempre despierta pasiones. Pendiente a los Bocadillos Lingüísticos de METRO (¡ay!, ¿Bocadillos? ¿serán epicenos ?). ¡Lea otra vez!

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