Una nave espacial que se dirige a Mercurio pasó por Venus el jueves, utilizando el vecino de la Tierra para ajustar su trayectoria hacia el planeta más pequeño y cercano al Sol.
Lanzada hace casi dos años, la sonda europeo-japonesa BepiColombo tomó una foto de Venus en blanco y negro desde 17.000 kilómetros de distancia. Algunos de sus propios instrumentos aparecieron en la imagen.
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Este paso es el segundo de nueve asistencias de gravedad planetaria que necesita la sonda en su viaje de siete años a Mercurio. El primero, alrededor de la Tierra, tuvo lugar en abril.
La Agencia Espacial Europea ha dicho que esta misión de 1.300 millones de euros (1.500 millones de dólares) es la más difícil de las suyas hasta el momento. Las temperaturas extremas de Mercurio, la intensa atracción gravitatoria del Sol y la candente radiación solar generan condiciones infernales.
BepiColombo realizará un paso más por Venus y seis por Mercurio mismo para desacelerar antes de su arribo en 2025. Allí se dividirá en dos: lanzará una sonda orbital europea apodada Bepi que ingresará a la órbita interior de Mercurio, mientras que Mio, construida por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón, recogerá datos desde una distancia mayor.
Las sondas están diseñadas para soportar temperaturas desde 430 grados centígrados en la cara frente al Sol y -180 grados centígrados en la sombra de Mercurio.
Los investigadores esperan conocer más sobre Mercurio, que es apenas más grande que la Luna terrestre y tiene un núcleo de hierro macizo.
La última nave que llegó a Mercurio fue la Messenger de la NASA, que finalizó su misión en 2015 después de cuatro años en órbita. Previamente, la Mariner 10 de la NASA pasó por el planeta a mediados de la década de 1970.