Todo lo contrario. El prefijo in- está in, además de ser indispensable. Este morfemita (pedacito de palabra) lo añadimos al inicio para crear nuevas palabras. Viene del latín con un valor negativo, como en incorrecto. Pero, a veces, in- pasa por falso prefijo, como en instinto. Incluso hace las veces de positivo como en inflamable. Nada, que in- es muy inquieto, tanto que hasta Benedetti le escribió un cuentito titulado Todo lo contrario:
-Veamos –dijo el profesor-. ¿Alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de IN?
-OUT – respondió prestamente un alumno.
-No es obligatorio pensar en inglés. En español, lo contrario de IN (como prefijo privativo, claro) suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba.
-Sí, ya sé: insensato y sensato, indócil y dócil, ¿no?
-Parcialmente correcto. No olvide, muchacho, que lo contrario del invierno no es el vierno sino el verano.
-No se burle, profesor.
-Vamos a ver. ¿Sería capaz de formar una frase, más o menos coherente, con palabras que, si son despojadas del prefijo IN, no confirman la ortodoxia gramatical?
-Probaré, profesor: “Aquel dividuo memorizó sus cógnitas, se sintió fulgente pero dómito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, y aunque se resignó a mantenerse cólume, así y todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento”.
-Sulso pero pecable –admitió sin euforia el profesor.
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