Cuando faltan meses para contar con una vacuna contra el coronavirus, los laboratorios se apresuran a ensayar la posible mejor alternativa: drogas que generan anticuerpos para combatir inmediatamente el virus, sin tener que entrenar al sistema inmunitario para que las fabrique.
El organismo fabrica anticuerpos cuando se produce una infección: estas proteínas se sujetan a un virus y ayudan a eliminarlo. Las vacunas engañan al organismo, le hacen creer que hay una infección para que fabrique anticuerpos y recuerde cómo hacerlo si aparece el verdadero microbio.
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Pero después de una vacunación o infección, los anticuerpos más eficaces tardan un mes o dos en aparecer. Las drogas experimentales abrevian ese proceso con versiones concentradas de los anticuerpos específicos que resultaron más efectivos contra el coronavirus en el laboratorio y las pruebas con animales.
“Una vacuna necesita tiempo para trabajar, para forzar el desarrollo de anticuerpos. Pero un anticuerpo brinda protección inmediata”, dijo el doctor Myron Cohen, virólogo de la Universidad de Carolina del Norte. “Si podemos generarlos en grandes concentraciones, en grandes toneles en una fábrica de anticuerpos… podemos de alguna manera sobrepasar el sistema inmunitario”.
Estas drogas, cuyo efecto duraría un mes o más, podrían generar inmunidad temporaria en personas en alto riesgo de infección, tales como personal hospitalario y los que comparten la vivienda con un enfermo de COVID-19. Si resultan eficaces y si la vacuna no aparece o protege como debería, se podría pensar en esas drogas para docentes y otros grupos de riesgo.
También se los ensaya como tratamiento para ayudar al sistema inmunitario y prevenir síntomas graves o la muerte.
“Se espera poder hallar a las personas que están en la primera semana de su enfermedad y que podamos tratarlas con el anticuerpo e impedir que se enfermen”, dijo el doctor Marshall Lyon, un especialista en enfermedades infecciosas que participa en los ensayos de una de esas drogas en la Universidad Emory de Atlanta.
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Semejante herramienta “sería algo realmente trascendental en nuestra lucha contra el COVID”, dijo Cohen.
Se considera que las vacunas son cruciales para controlar el virus, que ha contagiado a más de 20 millones de personas en el mundo y matado a más de 738.000. Varias empresas están tratando de fabricarlas, pero faltan meses para conocer los resultados de los ensayos amplios necesarios para evaluarlas.
Los anticuerpos son “muy prometedores” y se podría contar con ellos “bastante pronto”, dijo la doctora Janet Woodcock, funcionaria de la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos que encabeza la campaña del gobierno para acelerar las terapias contra el COVID-19. Hay estudios cruciales en marcha y se podrían tener algunas respuestas en los próximos meses.
Una empresa farmacéutica, Eli Lilly, ha empezado a fabricar su droga y cree que los estudios en curso darán resultados positivos.
“Nuestro objetivo es producir algo lo antes posible” y contar con cientos de miles de dosis en los próximos meses, dijo el principal funcionario científico de Lilly, doctor Daniel Skovronsky.
Regeneron Pharmaceuticals Inc., que creó un cóctel de drogas contra el ébola, está ensayando algo parecido contra el coronavirus.
“El éxito de nuestro programa contra el ébola nos permite confiar en que podremos repetirlo”, dijo el microbiólogo Christos Kyratsous, que encabezó esas investigaciones para Regeneron.
¿Cuáles serían los posibles tropiezos?
— Que los anticuerpos no lleguen a todos los lugares del organismo donde deben actuar, por ejemplo el interior de los pulmones. Los anticuerpos se suministran por vía intravenosa y deben llegar a través del torrente sanguíneo a donde se los necesite.
— El virus podría mutar para evitar el anticuerpo. Por eso Regeneron ensaya un cóctel de dos anticuerpos que se sujeta al virus en lugares distintos para evitar una fuga.
— Los anticuerpos podrían no durar el tiempo suficiente. Si duran un mes, pueden ser efectivos para el tratamiento, ya que la enfermedad COVID-19 generalmente se resuelve en ese lapso. Pero como método de prevención, no sería práctico tener que suministrar la droga con mayor frecuencia que cada mes o dos.
— El gran temor es que los anticuerpos hagan lo contrario de lo que se espera, refuercen la capacidad del virus de penetrar en las células o estimulen el sistema inmunitario de manera tal que agraven la enfermedad. Es una duda teórica que no ha aparecido hasta ahora en los ensayos, pero se necesitan experimentos amplios y definitivos para demostrar que son seguros.