El carácter traumático de la exposición a desastres naturales implica un riesgo elevado para el desarrollo de trastornos mentales como el síndrome de estrés postraumático, la depresión e insomnio. Sentimiento de Confusión, desasosiego, miedo, impotencia y desesperanza son comunes en personas que están expuestos a desastre naturales con mayor impacto en terremotos pues estos eventos naturales surgen de forma súbita e inesperadas. No así, los huracanes y eventos atmosféricos que se pueden pronosticar.
El miedo a los sismos es natural. Mucha gente se avergüenza, pero en realidad esto responde a un instinto de supervivencia. Sin embargo, es importante identificar el nivel y tipo de respuesta conductual de cada persona ante dicho fenómeno, que puede ir del pánico a la parálisis, aseguran especialistas.
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La tremofobia o miedo a los temblores se caracteriza por un temor persistente, excesivo e irracional a los movimientos telúricos.
Siempre toma por sorpresa, su duración, su gran intensidad y el poder destructivo inigualable, generando un fuerte sentimiento de impotencia, ansiedad e incertidumbre sobre qué cosas se deben o no deben hacerse, ya sea de lo aprendido durante el evento del desastre natural o de lo que me dicen los medios de comunicación que debo hacer.
Muchos planes y proyectos, muchos estilos de vida han cambiado como consecuencia de terremotos a nivel mundial. La necesidad de adaptarse es fuerte y al parecer no todos están preparados para hacerlo.
Los desastres naturales fijan un punto de referencia en las vidas de quienes lo sufren, estas catástrofes crean en las personas una marca de un “antes y un después” de la catástrofe., constituyendo un verdadero quiebre narrativo. En los desastres se rompen creencias básicas acerca de la propia invulnerabilidad, la creencia de que la vida tiene un sentido y la creencia de que los sucesos son todos ordenados, predecibles y controlables.
Luego de esta experiencia, hay varios síntomas que se pueden considerar como comunes, entre ellos:
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- El sentimiento de no poder despegarse de las imágenes que muestran en televisión.
- La preocupación constante de que va a volver a pasar (angustia anticipatoria).
- Mal dormir.
- Reacciones físicas como ahogos, taquicardia o sensación de temblor interno.
- Aumento de la activación: hipervigilancia, hiperalerta.
- Irritabilidad o cambios de genio.
- Conductas de bloqueo emocional o evitación como pasividad, aislamiento, pérdida de interés en situaciones cotidianas.
Cuando estos síntomas persisten por mas de 30 días se originan trastornos emocionales como el trastorno de estrés postraumático (PTSD), la Depresión Mayor e Insomnio.
Existen estudios epidemiológicos sobre la aparición del (PTSD) entre los adultos que sobreviven a terremotos, es el 30% y el 60%.
Una de las primeras recomendaciones es que estas personas compartan sus impresiones y expresen sus vivencias en un entorno seguro, empático y no crítico. En estos casos es de suma importancia que se sientan comprendidas y apoyadas para que puedan encontrarle un significado a la experiencia vivida.
No todos los que están expuestos a un evento traumático por un desastre natural van a desarrollar PTSD. Varios factores genéticos, familiares, biológicos, culturales y sociales aumentan la predisposición para desarrollar PTSD. En tal sentido, es necesario resaltar que, “ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal”. La falta de apoyo social y emocional están relacionados con la aparición del trastorno de estrés postraumático y la depresión.
El pronóstico de desarrollar trastornos de Ansiedad, Depresión e Insomnio mejora cuando lo diagnosticamos a tiempo y dar tratamiento de forma intensa y constante.
Buscar ayuda profesional es el paso más importante.
El autor de este artículo es el psiquiatra Edgardo Prieto Agostini, director médico Programa de Hospitalización Parcial San Juan Capestrano de Caguas.
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