Estilo de Vida

Opinión: Ay, qué rápido se fue el año…

Lea la opinión de Marta Michelle Colón

Marta

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¿Alguna vez lo has comentado? Suena gracioso, pues al decirlo, parecería que hay “algo” responsable de que los días y el año se alejen de forma rápida y veloz.

La realidad es que esto nos ocurre porque insistimos en hacernos expertos en muchas cosas pequeñas. Sufrimos el síndrome de hacer mucho y estar en todo, como Cuca Gómez. A todas las invitaciones decimos que sí, aunque no queremos ir, y todo lo que nos piden hacer, lo aceptamos, aunque nos disguste. ¿Por qué decimos que sí? ¿Para lograr mayor reconocimiento y adeptos? De ser así, entonces hay que preguntarse: ¿de quién y para qué?, pues lo esencial es sentirnos complacidos con la vida que vivimos.

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Si queremos, podemos convertirnos en expertos de lo esencial y controlar lo que determinamos hacer, sentir y presenciar. Podemos priorizar y asegurar que otros no lo hagan por nosotros. Desafortunadamente, la sociedad castiga el buen comportamiento — cuando nos atrevemos a decir que no— y “remunera” el mal comportamiento de aquellos que a todos dicen que sí. Pero ¿cómo lo “remunera”? ¿Con “likes” en redes sociales o haciéndote saber que “siempre cuentan contigo, pues eres bien accesible”?

Nos alejamos de lo esencial por la diversidad de opciones, porque vivimos una presión social fuerte, y tenemos la percepción incorrecta de que podemos saberlo, tenerlo y hacerlo todo.

¿Qué podemos hacer si queremos vivir mejor? Comencemos por explorar y evaluar todo lo que nos rodea. Pausemos para reconocer nuestras prioridades, lo que nos gusta y nos hace feliz. Este análisis nos permite eliminar todo aquello en nuestro día a día que no cumple estos requisitos. Tratemos nuestra vida como un clóset fabuloso en el cual su dueño hace resaca cada tres meses.

Siempre tengamos de objetivo tener la vida que queremos y no la que otros esperan. Es una decisión sabia que nos permite ser más productivos y efectivos, brindándonos la libertad de determinar dónde invertir nuestro tiempo y, también, eliminar el ruido de aquellos que opinan sin haberles pedido opinión.

¿Por dónde comenzamos?

  1. Atiende lo esencial, elimina lo demás.
  2. Aunque otros digan que sí, puedes decir que no.
  3. Mientras otros hacen mucho, aprovecha para pensar.
  4. Mientras otros necesiten ser el “centro de atención”, crea tu momento de brillar.
  5. Cuando otros compartan en redes lo “honrados” que se sienten, recuerda lo que te hace feliz.
  6. Mientras otros vivan en estrés y el caos, celebra tu incapacidad de relacionarte con ellos.

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