No hay duda de que la devastación del huracán María en Puerto Rico (septiembre de 2017) representa un evento traumático para muchos puertorriqueños.
Esta catástrofe atmosférica pudo haber provocado lo que se conoce como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), una enfermedad real que se manifiesta luego de vivir o ver eventos traumáticos como la guerra, huracanes, violaciones, abusos físicos o un accidente grave.
Para ayudarnos a entender esto y conocer cómo manejar el problema, Ángel Martínez, psiquiatra del Hospital Panamericano, plantea que hay que saber diferenciar entre el trastorno como tal y algunos síntomas asociados.
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“Existe la condición de estrés postraumático (TEPT) y algunos síntomas asociados a lo que se siente durante los episodios de miedo. Cuando el paciente tiene la condición como tal, algunos la pueden haber desarrollado por haber estado en una experiencia donde su vida o la vida de una persona estuvo amenazada; por ejemplo, durante el periodo del huracán o por las imágenes intensas que estuvieron recibiendo durante ese tiempo. Estas personas que tienen la condición van a volver a experimentar el evento traumático una y otra vez, a través de pesadillas, flashback o memorias recurrentes”, explicó Martínez al señalar que los niños manifiestan el trastorno hablando de los mismos temas, haciendo juegos de los mismos temas o teniendo pesadillas.
Las personas con este trastorno evitan situaciones que les recuerden el evento. Así, evitan salir, no quieren salir para lugares donde esté lloviendo. Pueden hiperventilar, tienen problemas durmiendo, si escuchan truenos, se asustan o pueden sentirse irritables.
“Aunque no todo el mundo tiene la condición, aún así se puede desarrollar miedo asociado a lo que ocurrió en el 2017, porque la memoria funciona de esa manera. Nuestra memoria tiene la capacidad de recordar imágenes, emociones asociadas al evento, colores y sentido del olfato de las situaciones. Cuando se trae la imagen de lo que sucedió, es normal que vengan esas mismas emociones. A veces es pasajero, pero hay personas que les afecta, tanto en su día a día o en su rutina diaria, que necesitan algún tratamiento o terapia hablada para poder procesar esos pensamientos o emociones”, indicó.
El experto puso en contexto que el fenómeno de María fue muy difícil porque amenazó distintas áreas de nuestras vidas.
“La amenaza de muerte genera más ansiedad en nosotros, se acelera el corazón, podemos quedarnos cortos de respiración y ponernos temblorosos. En el caso de María, amenazó nuestra seguridad, conexiones sociales (se perdió el contacto con familiares y seres queridos) por el colapso de las comunicaciones. No estábamos preparados porque no se había experimentado un evento de esa naturaleza y se afectó la economía de las personas. Cuando se afecta la economía, también se desarrolla depresión y ansiedad por la incertidumbre. Las expectativas también pueden causar gran ansiedad, y con María fue bien lento el proceso de recuperación”, sostuvo el galeno.
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Si reconoce alguno de los síntomas del trastorno psiquiátrico, es importante que busque ayuda de un profesional de la salud mental, recomendó.
En caso de eventos atmosféricos, su consejo fue: “Lo más importante es anticipar y estar preparado para lo que ocurre antes, durante y después de un huracán. Tenemos que tener a la mano los teléfonos de las líneas de emergencia y debemos estar preparados a nivel personal. Hay que evaluar cada caso individual y debemos reconocer que no todos los huracanes y amenazas son iguales”.
A nivel personal, recomendó: “Evaluar los pensamientos que estoy teniendo. Cuántas veces ha ocurrido en el pasado. Con quién puedo contar y quiénes son los familiares claves, con quién puedo contar si se empeora la situación”.
Para más información o apoyo, puede comunicarse a la línea de crisis 1-800-981-1218.