Seguro les ha pasado más de alguna vez que los baños en sus trabajos están tapados por culpa de un compañero, cuyas necesidades intestinales fueron demasiado poderosas, inhabilitando por varias horas el servicio.
Pues eso era lo que ocurría en un centro comunitario de Deland en la ciudad de Sheboygan, Estados Unidos, pero donde la historia es un pco más extraña e implica a un hombre en la cárcel.
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Lo que sucede es que Patrick D Beeman, por razones que el mismo reconoció en el juicio “no podía controlar” fue sentenciado a 150 días de cárcel, tres años de libertad condicional, trabajo comunitario y una multa de US$5.500 -más de 3 millones 700 mil pesos chilenos- porque disfrutaba tapar los baños de sus compañeras de trabajo.
El hombre de 26 años fue capturado luego que uno de los baños de mujeres del centro donde trabajaba se desbordara en marzo pasado. Fue en ese momento que comenzaron a sospechar de una acción criminal, porque lo que tapaba las cañerías no eran desechos humanos, sino que botellas de plástico.
Fue tal el revuelo que provocó el descubrimiento, que los funcionarios empezaron a atar cabos y analizaron los episodios similares que habían ocurrido desde abril de 2017, por lo que pidieron a la policía investigar.
Cargos criminales
La denuncia terminó con cinco cargos criminales contra Beeman quien recibió el apodo del “atascador en serie” por parte de los medios locales.
De acuerdo con el medio Sheboygan Press, el sujeto le dijo a la policía que “no podía explicar este comportamiento”, aunque reconoció que “tenía muchas ganas de hacerlo”.
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El hombre, junto a la condena, fue obligado a pedir disculpas por su acción. En la audiencia de lectura de sentencia el sujeto dijo: “Necesito hacer las cosas bien y rezar el perdón todos los días”.
Para tapar los baños, el sujeto buscaba en la basura botellas con las que bloqueaba los inodoros.
En medio del juicio, el superintendente de parques y silvicultura de la ciudad, Joe Kerlin, había declarado que las botellas habían sido empujadas hacia las tuberías con tanta firmeza que los reparadores tuvieron que desarmar los retretes para retirar las botellas.