Estilo de Vida

Gobierno mexicano acusa a Carolina Herrera de apropiación cultural

Por algunos diseños de su colección Resort 2020

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NUEVA YORK — El uso de motivos indígenas en el mundo de la moda ha provocado que el gobierno de México pida explicaciones a Carolina Herrera.

El gobierno mexicano acusó esta semana a la casa de la emblemática diseñadora venezolana de apropiación cultural por algunos diseños de su colección Resort 2020, pero Carolina Herrera afirma que la colección rinde homenaje a la riqueza de la cultura mexicana al inspirarse en sus colores y técnicas artesanales.

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“La presencia de México es indiscutible en esta colección”, declaró el director creativo de la marca, Wes Gordon, en un comunicado emitido el miércoles. “Es algo que salta a la vista y que en todo momento quise dejar latente como una muestra de mi amor por este país y por el trabajo tan increíble que he visto hacer allí”.

El lunes, la secretaria de Cultura de México, Alejandra Frausto, envió una carta dirigida a Herrera y Gordon pidiéndoles que “expliquen públicamente con qué fundamentos decidieron hacer uso de elementos culturales cuyo origen está plenamente documentado”.

Una portavoz de la firma con sede en Nueva York no respondió específicamente sobre la carta del gobierno mexicano.

En su misiva, Frausto indicó que los diseños de la colección Resort 2020 incorporan bordados provenientes de Tenango de Doria, en el estado de Hidalgo, los cuales explican la historia de esa comunidad y tienen un significado “personal, familiar y comunitario”. También asegura que hay modelos en la colección con bordados del Istmo de Tehuantepec que dan identidad a las mujeres de la región. Frausto dice que la casa de modas usa además el “sarape Saltillo”, una prenda en cuya historia “encontramos el recorrido del pueblo de Tlaxcala para la fundación del norte del país”.

La ministra dijo en su carta que se vio obligada a hacer un llamado de atención por “un principio de consideración ética” y para discutir públicamente la promoción de la inclusión y “hacer visibles a los invisibles”. También preguntó cómo la utilización de “elementos culturales” en los diseños de Herrera retribuye o beneficia a los artesanos mexicanos.

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La firma dijo a su vez que quiso mostrar un “profundo respeto” por las técnicas de la artesanía mexicana y ponerla al nivel de piezas de alta costura.

“Mi admiración por el trabajo artesanal a través de mis viajes a México ha ido creciendo con los años. Con esta nueva colección he intentado poner en valor este magnífico patrimonio cultural”, dijo Gordon en el comunicado. La casa señaló que lleva 38 años enorgulleciéndose de sus orígenes latinos al ser Herrera venezolana por nacimiento.

Antonio Martínez, vocero de la Secretaría de Cultura de México, dijo a The Associated Press que de momento no han tenido ninguna respuesta de Carolina Herrera, pero que la casa de modas les informó que había recibido la carta.

La historiadora del arte, Manuela López-Mateos, especialista en textiles mexicanos originaria de Juchitán, Oaxaca –uno de los estados de donde toma inspiración la colección de Herrera–, explicó que la profundidad de estos elementos artesanales va más allá de una simple estética.

La indumentaria de las etnias “implica muchísimas nociones de la vida, del tiempo, de los ciclos de la tierra, de la historia de un mismo poblado, todo esto se va a plasmar en un lienzo… Siempre va a estar encapsulado ahí un saber milenario, que ha evolucionado y se ha adaptado a muchísimos cambios muy fuertes”, dijo la curadora de la exhibición “México Textil, Sur-sureste”, que actualmente se presenta en el Museo de Arte Popular de Ciudad de México.

“La indumentaria es un ente vivo, a través de él hablan los pueblos originarios. Qué es lo que está sucediendo se puede ver en los materiales y se puede ver en las figuras que se plasman”.

López-Mateos recordó que Herrera había desarrollado con la Asociación de Amigos Museo de Arte Popular de México una edición de su bolso Matryoska en colaboración con artesanos de Tenango de Doria en 2015.

“Cuando una diseñadora o diseñador toma estos elementos sin pedir permiso y sin hacer una colaboración con los artesanos está prácticamente robando, está tomando un conocimiento que no le pertenece”, dijo. “Los artesanos casi siempre están dispuestos a entablar conversaciones con otros mundos diferentes, sin embargo, tomarlo para después imprimirlo o bordarlo en cantidades industriales me parece un acto de horror”.

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