Algo sabido por quienes crían o han criado es que ser madre es un proyecto de amor sin fin con sus momentos frustrantes, tediosos, desafiantes, hermosos y satisfactorios.
Ni a ti ni a mí nos insertaron un microchip con instrucciones específicas sobre cómo criar a un hijo (“ser madre”). Y si lo tuviéramos, habría con seguridad que ponerle updates constantes porque somos personas con vivencias, creencias, virtudes, carencias y circunstancias distintas, y estas hacen la crianza una aventura muy diversa e individual.
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Posiblemente, te has cuestionado si podrás ser una “buena madre”, si lograrás “sacar hacia adelante” a tus retoños o qué consejos seguir. Mi respuesta a esto es que harás lo que te propongas y pasarás trabajo en el transcurso porque no hay una fórmula secreta infalible, solo hay sugerencias de expertos en temas de crianza basadas en casos, y la sabiduría que la gente común y corriente ha desarrollado con la experiencia.
La crianza no es una ciencia exacta y por eso el método que le funcionó a una familia no necesariamente le servirá a la tuya. Requerirás hacer ajustes a cada rato, tener curiosidad y mucha paciencia.
Soy una madre en crecimiento y desarrollo constante, lo cual considero mi mayor ventaja, porque me ha dado espacio para reflexionar cada día, desaprender, aprender, transformar, emular o descartar maneras de pensar o actuar que no me funcionaron.
Yo solo tengo una hija que ya es adulta, la adoro (acá entre nos, sigue siendo mi bebé), y mirando hacia atrás cuando yo era madre soltera —que difícil fue—, te diría que hay ciertas cosas que me facilitaron cuidarla bien: rodearme de gente buena, leer mucho sobre crianza positiva, mantenerme optimista, escuchar, observar, amarme y amarla intensamente, y estar dispuesta a aprender con flexibilidad. Hacerla partícipe de mi vida, atenderla siempre. Aceptar que soy imperfecta y hacérselo saber a mi amada hija desde que era pequeña para evitar falsas expectativas fue primordial. Eso me bajó el estrés y le permitió a ella verme humana, que entendiera que, como ella, siento y padezco, triunfo y cometo errores. Todo eso me ayudó a empezar esta travesía. El resto del proceso ha sido, como dicen, artesanal.
¿Te estás estrenando como mamá o ya llevas tiempo? Te dejo por aquí los cinco roles fundamentales de la guía del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD, por sus siglas en inglés), que indican estrategias que funcionan para ser madre eficaz:
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1. Responder a su hijo en forma adecuada.
2. Prevenir comportamientos arriesgados o problemas antes de que ocurran.
3. Supervisar las relaciones de su hijo con el mundo que lo rodea.
4. Aconsejar a su hijo para apoyar y fomentar comportamientos deseados.
5. Servir de modelo con su propio comportamiento para dar un ejemplo coherente y positivo a su hijo.
De acuerdo con el NICHD, al desempeñar estos roles en las actividades cotidianas, podemos ser madres o padres más eficaces, coherentes, activos y atentos.
Eficaces – Sus palabras y acciones influyen en su hijo en la forma como usted lo desea que influyan.
Coherentes – Siga principios y prácticas similares tanto en lo que dice como en lo que hace.
Activos – Participe en la vida de su hijo.
Atentos – Siga con atención la vida de su hijo y observe lo que está pasando en ella.
Ser madre es un arte, tus palabras y acciones serán tu pintura, pinceles y lienzo. Inspírate en el amor, la atención, la honestidad, el respeto mutuo, la confianza, el apoyo, la compasión y la libertad para evolucionar.