En estos días, leí una nota de la BBC sobre un joven irlandés de 20 años de edad que murió como resultado de complicaciones causadas por asma. En la historia que me partió el alma, sus padres cuentan que el joven entró de madrugada al cuarto de ellos con falta de aire —pálido, con los labios y orejas azules— y les dijo: “Me voy a morir esta noche”. El joven recibió atención médica, pero sucumbió. Qué angustia tan grande para ese muchacho. Y que experiencia dolorosa e imborrable para sus papás, que luego descubrieron que su hijo había dejado de medicarse adecuadamente y faltaba a sus citas médicas.
El asma es una enfermedad no transmisible muy común en la infancia que, además, puede desarrollarse en la adultez. Afecta los tubos que llevan aire hacia adentro y hacia fuera de nuestros pulmones. Si tienes asma, las paredes de tus vías respiratorias están estrechas e inflamadas y tus pulmones reciben menos aire. Puedes tener sibilancias —ese pito molestoso cada vez que respiras—, tos que empeora durante la noche o temprano en la mañana, sentir el pecho “apreta’o” o tener dificultad para respirar.
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Cuando tienes asma, pierdes el sueño, la capacidad para hacer tus actividades diarias, como ir a clases o al trabajo. El asma es incurable, pero puede tratarse y controlarse fácilmente. Existen medicamentos de uso diario para controlarla por el periodo que indique el médico, que previenen la gravedad de los síntomas y los ataques de asma. También hay medicamentos de rescate que expanden las vías respiratorias de inmediato durante un ataque de asma. Y en unión a esto, hay que reconocer y evitar desencadenantes que podrían provocar asma, tales como cambios en el clima y la calidad del aire, humo —incluido el de cigarrillo—, moho, estrés, olores fuertes, excremento de cucarachas o ratas, caspa de animales, ácaros del polvo, polen, ejercicio físico (procura recomendaciones médicas para que puedas realizarlo sin problemas), resfrío e influenza, entre otros.
En Puerto Rico, según indica el Programa de Asma de Puerto Rico, del Departamento de Salud murieron 415 personas por asma entre 2010 y 2015. Afortunadamente, las tasas de mortalidad por asma se han reducido a más de la mitad en 16 años. No obstante, cualquiera con asma descontrolada, sin atención médica adecuada, puede tener graves complicaciones de salud y morir hoy.
Ve a examinarte con un neumólogo, ten medicamentos a la mano siempre y úsalos como indicado, evita los desencadenantes de asma, pídele a tu proveedor de salud que te ayude a preparar un plan de acción de asma y cúmplelo. Aunque te sientas “bien”, nunca abandones el tratamiento sin consultar primero con tu doctor y siempre ve a las citas de seguimiento. Si sientes dificultad para respirar, estando en tratamiento o no, ve a sala de emergencia inmediatamente.