La dosificación que se le recomienda a los pacientes de cannabis medicinal en Puerto Rico es una preocupación latente entre los investigadores y expertos de la Escuela de Farmacia del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Si bien el nuevo Reglamento 9038, aprobado a principios del pasado mes de julio, eleva el rigor, la dosis adecuada para cada enfermedad o individuo es una información adicional que el médico debería incluir en la recomendación de uso, aunque no está obligado a hacerlo.
“Conozco de médicos que son muy responsables y lo están haciendo de una manera bien responsable, al igual que he visto fotos que me han enseñado otros compañeros, de recomendaciones en las cuales el médico no escribe nada acerca de las cantidades de los componentes principales (cantidad de cannabinoide recomendado), el médico sencillamente dice qué se le recomienda y lo deja abierto a que sea, entonces, el dispensador el que decida qué le va a dar al paciente, y eso es un problema muy grande”, relató el doctor Raúl Colón, catedrático auxiliar de la Escuela de Farmacia del RCM, en entrevista con Metro.
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De acuerdo con el nuevo reglamento, la recomendación médica establecerá, como mínimo, el nombre completo, dirección física, número de teléfono y/o correo electrónico y fecha de nacimiento del paciente, la afección médica debilitante que afecta al paciente, la vía de consumo recomendada y el término de tiempo recomendado para el cual un paciente puede utilizar el cannabis medicinal. Pero la dosis no forma parte de esos requisitos mínimos.
Colón reconoció que una de las dificultades en ese sentido es que la cantidad de tiempo que dura un curso de educación continua inicial para que un médico pueda comenzar a recomendar el uso de cannabis medicinal no es suficiente para atender la complejidad del tema de la dosificación.
“Queremos tener un impacto en el conocimiento que tienen los pacientes o futuros pacientes sobre el uso del cannabis medicinal mediante el conocimiento que se ha generado con evidencia científica, foros en los que podamos atender las preguntas de los pacientes”, afirmó la doctora Wanda Maldonado, decana de la Escuela de Farmacia del RCM.
“Uno de los problemas que tenemos es que son ocho horas. Nosotros damos educaciones de ocho horas en el Colegio de Médicos, y dentro de esas ocho horas, se habla de tantos temas diversos. Entonces, las personas ,con solo esas ocho horas, no se pueden quedar”, apuntó el farmacólogo.
“En el colegio estamos tratando de desarrollar un libro que el doctor pueda comprarlo para que se lo lleve y él pueda seguir, porque nosotros le damos un handout de algunos de los puntos claves de cada presentación con la referencia, pero queda de parte del médico si busca esas referencias, lee los artículos y sigue su educación”, añadió.
La dosificación es un tema que preocupa, particularmente, en dos grupos principales: los pacientes diagnosticados con alguna enfermedad cardiovascular y los adultos mayores. En los pacientes cardiovasculares, por ejemplo, la exposición a dosis incorrectas podría aumentar las probabilidades de infarto, indicó Colón.
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“El paciente, si desconoce esto, podría tener efectos adversos a nivel del sistema cardiaco, y eso quiero documentarlo, si los pacientes están pasando por esos efectos o no”, dijo el doctor. “En ese grupo es sencillamente que hay que tratarlos con más cuidado que cualquier otro grupo. Esa dosis tiene que empezar de verdad bien baja e ir poco a poco, y el paciente tiene que estar atento, hacerle saber al médico qué efectos adversos puede ver”, continuó.
Por su parte, la doctora Iadelisse Cruz, farmacéutica clínica especializada en geriatría de la Escuela de Farmacia, hizo hincapié en que el paciente adulto mayor está más propenso a los efectos adversos de los tratamientos.
“Los pacientes adultos mayores son muy susceptibles a los efectos de, prácticamente, cualquier medicamento, porque si la fisiología cambia, los procesos de cómo se depuran los medicamentos cambian. Tienen más afecciones cardiovasculares, también más afecciones pulmonares, mentales, y cuantos más medicamentos toman, más oportunidad hay de que haya interacciones, tanto con medicamentos con receta como sin receta, naturales y ahora el cannabis medicinal”, expuso.
Otra manera en la que el paciente puede verificar si está recibiendo el producto médico que se le ha recomendado es a través de la etiqueta. El reglamento establece que todo establecimiento de cannabis medicinal tiene que asegurarse de que a cada envase de productos se le coloque una etiqueta que incluya, pero sin limitarse a, información del contenido de cannabinoides y terpenos que se encuentren en un porcentaje mayor a 0.3 %, declaración del uso de insecticidas y de la aprobación de las pruebas de control de calidad.
Con el propósito de educar a las personas que iniciaron un tratamiento de cannabis medicinal o están considerando hacerlo, sobre estos y otros temas relacionados, el RCM llevará a cabo el 1.er foro para pacientes de cannabis medicinal, que se realizará el sábado, 11 de agosto, de 8:30 a. m. a 12:00 p. m., en el salón 411 de la Escuela de Farmacia del RCM.
Médicos deben preguntar a sus pacientes si utilizan cannabis medicinal
El reglamento también establece que la recomendación médica expondrá las razones por las cuales se recomienda el uso de cannabis medicinal para aliviar las enfermedades o los síntomas asociados con estas, y que la recomendación deberá expresar que al paciente se le orientó en torno a los riesgos y beneficios del cannabis medicinal. Pero la doctora Cruz identificó una problemática adicional que surge también dentro de una relación médico-paciente bona fide, aunque ese médico o profesional de la salud no sea necesariamente el que recomendó el uso de cannabis como tratamiento.
Para evitar complicaciones en medio de procedimientos médicos o quirúrgicos, Cruz recordó a los médicos la importancia de preguntar a sus pacientes si han comenzado a utilizar cannabis medicinal como tratamiento conjunto con el recetado. “Hay que hacer la pregunta directa”, puntualizó.
A modo de ejemplo, la doctora relató que, en una entrevista a los pacientes de estudiantes de práctica de Farmacia en conjunto con la Escuela de Medicina Dental, identificaron uno que utilizaba anticoagulantes y que también había comenzado a utilizar cannabis medicinal.
“La utilización del anticoagulante más el cannabis medicinal aumenta el riesgo de sangrado, así que eso es un dato bien interesante que pudimos añadir, que tenemos que tener una precaución mayor, quizás unos días adicionales sin el anticoagulante porque se puede ver reflejado en una complicación del procedimiento dental”, relató Cruz.
En ese sentido, la profesora Mayra Vega, coordinadora del foro, puntualizó en que uno de los principales objetivos de las iniciativas educativas es proveerle al paciente conocimiento sobre los posibles riesgos, sin dejar de orientar y documentar también los efectos adversos y positivos, para convertirlos en datos científicos. “De otros medicamentos que han sido aprobados por la FDA, tienen todos información adicional”, planteó. Pero respecto al cannabis medicinal, “las personas no necesariamente pudieran tener la percepción de riesgo”.
Recomendaciones de la Escuela de Farmacia respecto al uso de cannabis medicinal:
- Al acudir a un médico para obtener una recomendación de cannabis medicinal, asegúrate de obtener una foto o copia de dicha recomendación, de modo que, al momento de recibir el tratamiento en el dispensario, puedas corroborar que el producto que recibes es el correcto.
- Al momento de seleccionar a un médico para una recomendación y seguimiento del tratamiento, asegúrate de que conozca las dosis adecuadas para atender tu enfermedad y los posibles efectos adversos que podrían existir.
- Oriéntate sobre qué efecto tendría mezclar el tratamiento con otros medicamentos y cómo identificar si un dispensario despachó el producto y la dosis recomendada por el médico.
- En tu hogar, asegúrate de consumir la dosis recomendada de acuerdo con el efecto médico esperado.
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