Estilo de Vida

Opinión: 3, 2 , 1… Arranca

Lea la opinión de Marta Michelle Colón

Me encanta contemplar que contar 3, 2, 1 es todo lo que necesitamos para arrancar y hacer aquello que tanto trabajo nos da. Desde pedir unos días de vacaciones, compartir algo que nos incomoda hasta comenzar algo que nos da pereza. ¿Conoces cientos que, cuando la alarma suena, oprimen snooze varias veces, sin percatarse de que no ganan minutos de sueño, sino que rompen el ciclo natural de sueño, que requiere entre 90 y 110 minutos? Y por no levantarse al escuchar el melifluo sonido del despertador, pasan 6 horas sintiendo la cama pegada al cuerpo con Krazy Glue.

El utilizar la técnica del 3, 2, 1 ayuda a cambiar conductas y controlar nuestra mente, pues, al llegar al 1, “técnicamente” no hay más números que contar. Al “cambiar conducta”,  nos empuja a crear nuevos hábitos, a alejarnos de hábitos destructivos, a tener autocontrol para evitar arrechuchos, a ser efectivos en nuestras relaciones (con nosotros y quienes nos rodean). De repente, el apretar el botón del elevador intensamente para evitar que alguien se monte, desfigurarnos cuando vemos el nombre de una persona en un correo electrónico y asumir emociones o tergiversar lo que comparten los demás se convierten en cosas del pasado.

Al controlar nuestra mente, identificamos el impacto de los pensamientos negativos y rompemos hábitos controversiales, el miedo en nuestra capacidad o el efecto spotlight (pues la realidad es que la gente no está tan pendiente de nosotros como pensamos). Es tan básico como contar 3, 2, 1 y enfocarnos en aquello positivo, en vez de solo mirar lo negativo, ocuparnos de nosotros y nuestro trabajo, y aceptar las diferencias de estilos y pensamientos de otros.

Para lograr que funcione, identifiquemos cuándo procrastinamos de forma constructiva y cuándo, de manera destructiva. Para mí, constructivo es el mirar por la ventana, caminar cinco minutos, tomarme un café, es un empujón para terminar lo comenzado. Para muchos, la procrastinación destructiva es una lapa en el cerebro que les incapacita comenzar o terminar lo requerido; e incluso, como escape, redactan un correo de 6 párrafos evitando hacer lo necesario (y olvidando que los correos electrónicos que toman más de 90 segundos en leer no son efectivos). Esta procrastinación nos muerde continuamente. ¡Solo hay que hacer un inventario de todas las resoluciones de año nuevo no cumplidas! Comencemos en enfocarnos en “principios de progreso”, y celebremos cómo las pequeñas ganancias impactan nuestro ánimo y productividad.

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