SAO PAULO — Las mejores escuelas de samba de Río de Janeiro bailaron y cantaron el lunes mientras millones de otros brasileños hicieron lo mismo durante los festejos del Carnaval en los que se ridiculizó a líderes locales y extranjeros, se pidió tolerancia y se desafiaron los límites de prácticamente todo.
En lugar de que la semana laboral comenzara de forma usual, los brasileños se llenaron de ánimo y se fueron a las playas, plazas públicas y calles para participar en enormes fiestas callejeras, llamadas “blocos”, bajo un penetrante sol tropical común durante el mes veraniego de febrero.
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Para el lunes por la noche, con el sol ya oculto pero el calor aún en el aire, las principales escuelas de samba de Río dieron su mejor esfuerzo en el Sambódromo, donde desfilaron 700 metros (media milla) ante miles de espectadores.
“Todas estas escuelas son sorprendentes”, dijo Celso Pinheiro, un contador que observaba los desfiles. “Son distintas, de la misma forma en que hay tantos festejos distintos de Carnaval”.
Portela, la escuela campeona del año pasado, presentó el lunes la historia de los judíos que huyeron a Brasil de la persecución que sufrían en Europa, sólo para entonces enfrentar discriminación de parte de los colonizadores portugueses.
Se esperaba que Beija-Flor de Nilopolis, que se presentaría más tarde, tuviera a un drag queen como su atractivo principal. Pabllo Vittar tiene varios videos que han sido vistos millones de veces en YouTube, incluido uno, “Todo Dia”, que atrajo 216 millones de espectadores.
Vittar ha causado sensación en el paisaje pop brasileño, y desde hace tiempo el Carnaval ha sido un evento para celebrar la sexualidad y la diversidad. Pero Brasil también padece algunos de los índices de violencia más elevados en Latinoamérica contra las personas gay y transexuales, y Beija-Flor decidió combatir la intolerancia hacia la comunidad LGBT y otras.
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“Será un desfile que resalte un tema tan importante … porque vemos muchas escenas de homofobia y transfobia en las calles”, dijo Vittar a la revista Época en una entrevista reciente.
“Es muy importante abordar este tema en el Carnaval para que podamos diseminar este mensaje (de tolerancia) todos los días”.
También el lunes, la organización Grupo Gay de Bahía realizó su concurso anual de disfraces LGBT en Salvador. Los participantes resaltaron las altas tasas de violencia contra las mujeres, así como la homofobia y transfobia en Brasil.
En la ciudad nororiental de Olinda, entretanto, los juerguistas comenzaron el desfile anual de globos gigantes, los cuales representaban a figuras políticas como el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, al igual que celebridades internacionales como Michael Jackson, los Beatles y astros brasileños del deporte y el entretenimiento.
En el Carnaval cualquiera puede ser ridiculizado, y muchos brasileños han aprovechado para criticar a sus líderes en momentos de intenso descontento con la clase política. El domingo, una carroza del desfile de samba en Río incluyó un trasero plástico con el nombre del alcalde Marcelo Crivella escrito en el mismo. En fiestas alrededor del país, los parranderos han denunciado al presidente Michel Temer y al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros políticos.
Al ambiente de ansiedad se suma una ola de crimen en Río mientras bandas de narcotraficantes dan la batalla en las calles. Las autoridades prometieron un despliegue de seguridad de 17.000 agentes que patrullarían todos los días durante las celebraciones del Carnaval, pero los medios brasileños reportaron varios atracos el fin de semana en los exclusivos barrios turísticos de Copacabana, Ipanema y Leblon.