Los animales no se mueven, permanecen con las mandíbulas cerradas, y cualquier visitante de esa reserva natural podría fácilmente darlos por muertos. Sin embargo, esta es una peculiar técnica que los reptiles adoptan para
sobrevivir al invierno.
Cuando hace demasiado frío, disminuyen su actividad y entran en estado de brumación, un proceso biológico que ralentiza su metabolismo. Incluso pueden durarar 24 horas sumergidos en el agua sin respirar.
Por esta razón, los cuidadores del parque han nombrado a estos reptiles como “máquinas de supervivencia”.