“El mayor problema son las drogas y mucha mujeres están en las calles para pagar las suyas y las de su pareja”, así relata un policía de la ciudad de Hull en el Reino Unido el drama que viven las mujeres que trabajan en el comercio sexual.
Jacqui Fairbanks quiso entregar detalles para poner en evidencia una realidad que casi siempre está muy oculta y que habla, muchas veces, de “desesperación, violencia y abuso”, señala en una entrevista en el Hull Daily Mail.
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El agente, que lleva una década trabajando con prostitutas, aseguró que “algunas de estas mujeres tienen antecedentes de abuso infantil, tanto físico como sexual. La violencia en sus vidas ha sido un lugar común”.
“Hay problemas de tráfico y coacción por parte de proxenetas y novios”, puntualizó Fairbanks.
El policía no pudo dejar de recordar uno de los casos que más le ha impactado.
“Una mujer tuvo un bebé y en media hora volvió a salir a la calle. Así de desesperadas están algunas de estas mujeres”, confesó.
Para Fairbanks lo más difícil es terminar con el círculo viciosos que viven estas mujeres, lo que lleva a que sea “muy difícil” que dejen las calles. “Algunas han estado en el negocio del comercio sexual durante mucho tiempo”, recalca, y agrega que la mayoría tiene entre 20 o 30 años, pero que incluso hay “trabajadoras sexuales que llegan a los 60 años”.
“Para muchas mujeres esto es su única fuente de ingreso. Además su autoestima es tan baja que disfrutan de la atención que reciben y eso es realmente triste”, finaliza el uniformado.