Estilo de Vida

Amo ser mamá, pero estoy agotada

Ser mamá es uno de los trabajos más duros, estamos en un estado constante de hipervigilancia: un estado psicológico en el que los sentidos están en alerta permanente

¿Te sientes cansada al final del día? ¿Nadie entiende por qué te sientes tan agobiada si “sólo cuidas a los niños”? ¡No! No es tu imaginación ni estás exagerando: se trata del síndrome de Burnout, muy común en las mamás de niños pequeños.

Ser mamá es uno de los trabajos más duros. Quienes tenemos hijos pequeños estamos en un estado constante de hipervigilancia: un estado psicológico en el que los sentidos están en alerta permanente, reaccionamos más rápido y estamos en busca de posibles amenazas. 

Los soldados en zonas de guerra, por ejemplo, están en constante hipervigilancia para sobrevivir. En el caso de mamás y papás, nos preocupamos constantemente por cualquier peligro que nuestros hijos puedan encontrar: escaleras, enchufes, esquinas afiladas, objetos pequeños, enfermedades…

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Con esa carga encima, cada vez más mamás y papás padecen el síndrome de Burnout: una reacción fisiológica que ocurre cuando los seres humanos estamos sometidos a estrés intenso y prolongado, incluso cuando dormimos, no alcanzamos estados de sueño profundos ni tenemos descanso de calidad. Es como si nuestros sentidos nunca se apagaran.

¿Cuáles son los síntomas?

Dolor de cabeza intenso, dolores articulares, trastornos gastrointestinales, insomnio, cansancio, aislamiento o problemas para relacionarse con otras personas, soledad, depresión, frustración, ansiedad, problemas de concentración y continuas ganas de llorar.

¿Por qué a mí?

El síndrome de Burnout se alimenta de la falta de control que muchas mamás sentimos. Creemos que tenemos que ser perfectas, sobreproteger a los bebés y evitarles cualquier problema. Ese estilo de crianza es llamado hiperpaternidad, que no hace más que acelerar el agotamiento y aumentar el estrés.

¿Qué puedo hacer?

Recuerda que antes de ser mamá, eres un ser humano con sus propias necesidades. Haz tiempo para ti misma, come a tus horas, haz ejercicio, sal con tus amigas y diviértete. No sientas culpa de pedir ayuda. Relacionarte con otras mamás que estén pasando por la misma situación y acudir a terapia son dos recursos que te ayudarán. Y, sobre todo, no te exijas tanto.

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