Ciencia

Cambio climático: crece el mar y mueren los árboles

La aparición de bosques fantasmas es particularmente notable en lo largo del río Savannah

árboles muertos/ ap

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PORT REPUBLIC, Nueva Jersey, EE.UU. – Les dicen “bosques fantasmas”. Los árboles muertos a lo largo de grandes extensiones de terrenos costeros invadidos por la crecida del mar son una de las manifestaciones más visibles del cambio climático, según los científicos.

Es un proceso que ocurre naturalmente desde hace miles de años, pero que se ha acelerado en las últimas décadas a medida que se derriten los hielos polares y sube el nivel de las aguas, de acuerdo con los expertos. El agua salada penetra cada vez más profundo en la costa y mata árboles acostumbrados al agua dulce.

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En todo el mundo se está estudiando la velocidad con que surgen estos bosques fantasmas. Pero los científicos están de acuerdo en que la presencia de árboles muertos en zonas costeras otrora saludables es un ejemplo fácil de ver del impacto que está teniendo el cambio climático.

“Los bosques fantasmas son el indicio más obvio de que el cambio climático se está haciendo sentir a lo largo de toda la costa atlántica de Estados Unidos”, expresó Matthew Kirwan, profesor del Instituto de Ciencias Marinas de Virginia que estudia este fenómeno en su estado y en Maryland. “Era tierra seca, usable, hace 50 años; ahora hay pantanos con árboles muertos”.

Es algo que sucede en todo el mundo, pero los investigadores dicen que los bosques fantasmas son particularmente visibles en América del Norte, donde hay cientos de miles de hectáreas con árboles muertos por la llegada de agua salada, desde Canadá hasta la Florida, e incluso en Texas.

El agua salada cambia el ecosistema de la costa, creando pantanos donde había bosques. Esto afecta el medio ambiente de distintas formas, aunque los científicos se abstienen de decir si son cambios positivos o negativos. Señalan que lo que perjudica a una especie o ecosistema puede beneficiar a otro.

Por ejemplo, los pájaros migratorios que dependen de los bosques de las zonas costeras ven reducido su hábitat. Y la muerte de los árboles hace que los microbios de la tierra produzcan nitrógeno, que se suma al generado por otras fuentes y contribuye a la proliferación de algas y a que se reduzca el oxígeno, lo que puede matar o enfermar a los peces.

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La conversión de bosques en pantanos, por otro lado, es extremadamente productiva ya que alimenta y da refugio a peces y mariscos.

Hace 15 años, por ejemplo, apenas si había corvinas en el sur de Nueva Jersey, pero ahora abundan, señaló Ken Able, profesor de la Universidad de Rutgers.

“Están cambiando muchas cosas”, indicó Greg Noe, ecólogo del U.S. Geological Survey. “Son cambios pronunciados y se producen a un ritmo mucho más acelerado que nunca en la historia de la humanidad”.

Algunos científicos dicen que este fenómeno comenzó con la Revolución Industrial, a mediados del 1700, mientras que otros afirman que es más reciente.

En los últimos 100 años, según Kirwan, más de 40.000 hectáreas de bosques en Chesapeake Bay se convirtieron en pantanos. Fotografías dejan en claro que la desaparición de bosques se produce a un ritmo cuatro veces más acelerado que en la década de 1930.

El mar creció 40 centímetros (1,3 pies) en los últimos 100 años, de acuerdo con Ben Horton, profesor de Rutgers y experto en la crecida de los mares. Ese es un ritmo más rápido que el de los últimos 2.000 años en forma combinada, señaló.

La aparición de bosques fantasmas es particularmente notable en lo largo del río Savannah, entre Georgia y Carolina del Sur, según Noe.

Cuando su equipo llegó allí hace diez años, “parecía que los árboles estaban un poco deteriorados, pero vivos”, comentó. “Cinco años después, la gran mayoría habían muerto. Eso sucedió delante de nuestros ojos, a un ritmo mucho más rápido de lo que esperábamos”.

Marcelo Ardón, profesor de biología de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, estudió un sitio llamado Palmetto Pear Tree Preserve en Albemarle Sound, Carolina del Norte, del 2006 al 2009. Cuando regresó en el 2016, dijo, “lo que parecía un sector de cipreses saludables estaba lleno de árboles muertos y el nivel de las aguas era mucho más alto. Todo había cambiado radicalmente. He visto fotos de satélites y se puede ver cómo mueren los árboles”.

En el sur de Nueva Jersey, la especie más afectada es el cedro blanco, que supo ser un pilar de la industria naviera porque no se pudre fácilmente. Más al sur están muriendo los cipreses, los pintos y el cedro rojo.

Fuertes tormentas pueden hacer que el agua salada penetre la costa y mate árboles. Se cree que la tormenta Sandy del 2012 ayudó a matar muchos árboles en el sur de Nueva Jersey, según Able.

En el pasado, las tierras inundadas se secaban antes de que murieran los árboles, indicó Kirwan.

“Esa misma tormenta hubiera matado árboles hace 100 años”, declaró. “Pero la tierra no hubiera quedado tan húmeda y los árboles se hubieran podido reproducir”.

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