“He tenido pacientes con síndrome de Down y tetrapléjicos a los que les he enseñado a tener relaciones y se ven tan hermosos como cualquier persona que no tenga impedimentos”- Wanda Smith, sexóloga, ofrece orientación sexual a personas con diversidad funcional
Cifra 750,000 es la cantidad aproximada de personas con discapacidades mentales o físicas en Puerto Rico. Esto es sobre el 20 % de la población.
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Imagine llevar una vida plena y a sus 41 años sufrir de un aneurisma cerebral, una enfermedad cerebrovascular que le provoque utilizar una silla de ruedas, sordera, problemas en su sistema nervioso y central motor, diabetes y tener que reinventar la existencia que hasta entonces llevaba.
Esto fue lo que le ocurrió a Edgar Colón, hoy de 53 años y portavoz de la Organización de Voluntarios y Personas con Impedimentos por Derechos Adquiridos (OVIDA), quien, tras convertirse en una persona con diversidad funcional, también dejó atrás su vida sexual.
“Estuve siete años en silla de ruedas. Ahora camino con un bastón. (Cuando ocurrió el aneurisma) estaba casado y tuve una mujer que se quedó a mi lado. (Pero, en términos sexuales,) simplemente tuve que adaptarme a que se acabó”, relató a Metro Colón, que dentro de OVIDA ayuda a otras personas con discapacidades a buscar la ayuda que el Gobierno no le ha provisto.
Y es que el tema de la sexualidad, si bien suele ser un tabú en la población en general, imagínese entre las personas con diversidad funcional o discapacitadas.
“El aspecto de la sexualidad es algo que nos atañe a todos, tengamos o no impedimentos. Y es un derecho que las personas tienen a relacionarse, tengan impedimentos o no… Pero también tenemos que reconocer que vivimos en una sociedad muy conservadora y con un grado de burla o de morbo hacia las personas con impedimento a la hora de relacionarse o tener una relación sexual con otra persona”, afirmó el procurador de las Personas con Impedimento, Iván Carrasquillo. Este derecho, según el funcionario, está integrado en la Carta de Derechos de las Personas con Impedimento (Ley 238 de 2004). Sin embargo, es pocas veces reconocido, ya que ni siquiera en la Oficina del Procurador de las Personas con Impedimento existe un programa para el desarrollo sexual de las personas con diversidad funcional, reconoció Carrasquillo.
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“Aquí no tenemos ningún tipo de programa, ni siquiera una hoja suelta que le explique a una persona con impedimentos cómo satisfacer sus necesidades íntimas y sexuales, o cómo entablar una relación amorosa con otra persona”, criticó, por su parte, el portavoz de OVIDA.
Ante este panorama, la sexóloga Wanda Smith insistió en la importancia de reconocer que, si variadas son las diversidades funcionales de las personas con impedimento, así mismo serán sus necesidades sexuales y sexualidad.
Smith, quien también ofrece servicios a las personas con diversidad funcional, explicó que, al momento de acercarse a un paciente, lo primero que hace es conocer su historial de vida psicológico y social, y realizarle un examen físico para determinar qué partes del cuerpo tienen mayor sensación. También se debe determinar si el impedimento es congénito, si lo adquirió durante la niñez o de manera súbita en la adultez, ya que “hay que tratarlos de forma distinta” e “incluir a sus parejas”, si tuvieran.
Posteriormente, se indaga en “el componente de valores de la persona” para determinar el tratamiento al que será sometido, porque “la respuesta sexual provoca en el cuerpo una serie de sustancias que te hacen sentir muy bien”, agregó.
Este es el tipo de terapia que les da esperanzas a personas como Colón. “Si apareciera alguien que orientara a uno en cómo aunque sea satisfacer a la compañera de uno, aunque la experiencia de uno (no sea igual), ayuda mucho”, sostuvo.
Mitos sexuales A lo largo de los años, se han desarrollado varios mitos sexuales en torno a las personas con discapacidad. A continuación mencionamos algunos: • Las personas con discapacidad son asexuales o sexualmente incompetentes. Falso. Tienen impulsos sexuales como todos, pero este mito puede provocar que las personas interioricen esta creencia y actúen como tal. • Las personas con discapacidad no tienen capacidad para actuar de forma responsable en la sexualidad. Falso. La infantilización de los discapacitados ha provocado la sobreprotección de estos, lo que provoca dificultad en la integración de estas personas. • No pueden funcionar sexualmente de forma adecuada. Falso. Este mito se relaciona con las discapacidades físicas y en la creencia de que no podrían llevar a cabo el coito, sin tomar en cuenta otro tipo de relación sexual. • No se les puede educar sexualmente porque induce a una conducta sexual. Falso. Todos los seres humanos tienen el derecho de una educación sexual. • Las personas con discapacidad no pueden resultar atractivas. Falso. La sexóloga Wanda Smith explica que “todos somos imperfectos. Por lo tanto, todos tenemos que pasar por un proceso de clarificación de identidad sexual para identificarnos de manera correcta con lo que somos” y tenemos para ser felices. Fuente: www.sanamente.com