Nunca fui fanático de la película de 1961 por diversas razones, y pienso que los clásicos no se tocan, pero estos argumentos fueron puestos a prueba cuando se anunció que Steven Spielberg, haría una nueva versión de West Side Story. Luego de ver la cinta, que estrena hoy en cines, mi apreciación cambió dramáticamente. La propuesta dirigida de Spielberg, y escrita por Tony Kushner, presenta la clásica historia de un amor a primera vista amenazada por el racismo, el odio y las divisiones sociales de la época,.
En las diestras manos de Spielberg, la cinta toma un giro diferente cuando con solo algunas líneas, revisión de líricas de las más emblemáticas canciones, y más español, logra la tan esperada redención de la representación del inmigrante puertorriqueño del filme original. Aquí aprovecha la sensibilidad de un guión que eficazmente preserva los códigos del musical original y los utiliza para destruir muchos de los estereotipos de la época, de forma sutil, pero contundente. Destacan las actuaciones de Rachel Ziegler como una perfecta María, David Álvarez como Bernardo, Ansel Elgort como Tony y Rita Moreno, quien además de ser productora ejecutiva, tiene una tierna participación con un impacto emocional importante.
Los realizadores se dieron a la tarea de investigar sobre la cultura puertorriqueña y las razones que provocaron la migración puertorriqueña a Nueva York de la época, para poder entender el trasfondo del comportamiento y las motivaciones de los personajes principales. Esto permitió un contexto político social más real, que junto a potentes líricas y excitantes coreografías, hacen de esta propuesta una fuerte contendora para premios.