La mayoría de la gente lo conoce por “I Believe I Can Fly”, el éxito de 1996 que se convirtió en un himno inspirador tocado en graduaciones escolares, bodas y comerciales. O posiblemente por una punzante parodia del comediante Dave Chappelle.
Pero a partir de esta semana, lo que los fiscales califican como un lado oscuro y no tan secreto del súper astro R&B R. Kelly será presentado con todo detalle ante un jurado de Nueva York.
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El juicio federal llega tras años frustrantes para mujeres que afirman haber sido abusadas sexualmente por el cantante de 54 años, que niega vehementemente haber cometido cualquier delito.
Aunque el juicio le dará satisfacción a las mujeres que afirman haber sido víctimas de Kelly también “hay una sensación de que es ‘un poco demasiado tarde’”, dijo Jim DeRogatis, especialista en música y profesor universitario que escribió un libro sobre Kelly titulado “Soulless: The Case Against R. Kelly.”
“Miles de personas”, dijo, “sabían de su comportamiento por décadas”.
La pregunta es “¿Por qué nadie se dio cuenta?”, dijo el escritor Mikki Kendall en la serie documental “Surviving R. Kelly”. “La respuesta es que todos nos dimos cuenta, pero a nadie le importó porque somos chicas negras”.
Las primeras declaraciones se presentarán el miércoles ante un jurado compuesto por siete hombres y cinco mujeres. El juicio, que se realiza tras varios retrasos por la pandemia, se realizará siguiendo medidas por el coronavirus, como transmisión por video y acceso restringido para la prensa y el público, para evitar saturar las salas de los tribunales.
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Incluso antes de que Kelly saliera victorioso de un caso por pornografía infantil en Chicago en 2008 con una supuesta víctima y un video casero que al jurado le pareció poco convincente, sus supuestos delitos sexuales eran parte de la cultura pop. En 2003, “Chappelle’s Show” presentó un video musical de mofa protagonizado por Chappelle como R. Kelly interpretando una canción sobre una acusación sobre que orinó sobre una chica menor de edad.
Pero tras la absolución, la vida de Kelly siguió como antes. Salía de gira y grababa música incluyendo un dueto en 2013 con Lady Gaga titulado “Do What U Want”.
Con el surgimiento de la era del #MeToo, Kelly quedó bajo un escrutinio renovado en medios de comunicación e impulsado por el “Surviving R. Kelly” (actualmente disponible en Netflix). La serie revisa en parte en cómo un grupo de simpatizantes protegió a Kelly y silenció a sus víctimas por décadas, presagiando el caso por complot para cometer asociación delictiva que dejó a Kelly en prisión en 2019. Inicialmente estuvo tras las rejas en Chicago antes de ser transferido a Nueva York en junio.
El caso en Nueva York es sólo parte de los problemas legales que enfrenta el cantante, cuyo nombre verdadero es Robert Sylvester Kelly. También se ha declarado inocente de cargos relacionados con delitos sexuales en Illinois y Minnesota.
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Kelly ya estaba sintiendo el rechazo por el cambio cultural en 2018, cuando la rama de mujeres de color del movimiento Time’s Up apoyó públicamente la campaña en redes sociales #MuteRKelly, para presionar a su compañía discográfica para que dejara de trabajar con él. Su equipo respondió con un comunicado en el que describió su tratamiento como un “linchamiento” contra un hombre negro que respetaba a las mujeres.
“Pronto quedará claro que el señor Kelly ha sido objeto de una conspiración codiciosa, consciente y mezquina para degradarlo, a su familia y las mujeres con las que convive”, señalaba el comunicado.
Fue una reacción que se convertiría en el punto crucial de la defensa en el juicio del cantante galardonado con el Grammy y acreedor de múltiples acreditaciones platino por las altas ventas de su música. Algunos de sus abogados han dicho que las supuestas víctimas de Kelly eran “grupies” que sólo comenzaron a acusarlo de abuso años después por el movimiento #MeToo.
Los fiscales presentan un panorama diferente, han detallado cómo todo un grupo de mánagers, guardaespaldas y otros empleados ayudaron a Kelly a reclutar y transportar mujeres y menores de edad para tener sexo. Estos desplazamientos violan la ley Mann de 1910 que hizo ilegal “transportar a cualquier mujer o menor de edad” entre estados para “propósitos inmorales”, es la misma ley que llevó a la leyenda del rock Chuck Berry a prisión en 1959.
Los fiscales en Brooklyn han reunido a múltiples acusadoras, la mayoría identificadas en documentos judiciales con el nombre genérico de “Jane Doe” para proteger su identidad, así como ex asociados que cooperan con las autoridades que nunca habían hablado públicamente sobre sus experiencias con Kelly.
Cuando las mujeres y las menores de edad llegaban a sus alojamientos, un integrante del equipo de Kelly solía darles instrucciones para prohibirles interactuar entre ellas, señalan los fiscales en documentos judiciales. En los conciertos eran colocadas de tal manera que Kelly las pudiera ver desde el escenario.
Kelly tenía reglas que impedían que las mujeres salieran de sus habitaciones para comer o ir al baño sin su permiso o que vieran a otro hombre. Él les indicaba cómo debían vestirse y les exigía que le dijeran “Daddy” (papi).
Los más recientes avances en la investigación señalan que habría nueva evidencia de al menos dos víctimas menores de edad masculinas. Los documentos señalan que Kelly intentó abusar de dos chicos adolescentes, incluyendo un adolescente de 17 años que conoció en un McDonald’s a finales de 2016.
“Kelly invitó a John Doe #1 a su estudio bajo el engaño de ayudarlo y darle mentoría para sus aspiraciones musicales”, señalan los papeles. “Kelly también le preguntó a John Doe #1 qué estaba dispuesto a hacer para tener éxito en el negocio de la música y aclaró que quería que John Doe #1 tuviera contacto sexual con Kelly”.
Kelly desarrolló una relación sexual con otro chico que conoció cuando era adolescente, señalan los documentos. Después pagó para que la víctima tuviera sexo con algunas de sus novias, filmando a veces los encuentros, agregaron.
“Creo que parte de lo que saldrá a la luz dejará en shock a la gente”, dijo DeRogatis.