Jill Biden no es una Primera Dama común. De hecho, está lejos de serlo.
Jill Biden celebra 70 años de vida
La esposa del presidente Joe Biden llega este 3 de junio a los 70 años de vida con una agotadora doble agenda.
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La inseparable pareja del hombre más poderoso del mundo se encuentra centrada en su pasión: su carrera como profesora, además de visitar gran parte del país de las barras y las estrellas para expresar y poner sobre la mesa las causas que defiende.
De hecho, la Primera Dama celebra sus siete décadas de vida con más actividad que de costumbre, con dos trabajos.
Son completamente diferentes sus actividades. Mientras que uno no es remunerado, el otro lo hace como maestra de inglés en un centro de formación profesional, en Virginia.
La primera que sigue con su carrera
Vale la pena recalcar que es la primera esposa de un mandatario de Estados Unidos que continúa con su carrera profesional mientras vive en la Casa Blanca.
De hecho, ella había sostenido durante la carrera presidencial de Biden, que en caso de que el líder de los demócratas ganara las elecciones a Donald Trump, algo que a la postre ocurrió, haría todos sus esfuerzos para continuar como académica, algo que la complace totalmente.
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De esta forma, Jill tiene que diseñar una agenda súper apretada, para responder los mensajes y dudas de sus alumnos sobre las clases y los exámenes finales, apoyar emocionalmente a los que temen a la inyección en los centros de vacunación y reunirse con líderes sindicales, por mencionar sólo algunas de sus actividades.
Actividades como Primera Dama
Por si fuera poco es tradición que las mujeres que se encuentran en su posición, elijan una iniciativa propia para laborar durante la gestión de su pareja. Jill Biden se inclinó por tres temas: educación, investigación del cáncer y familiar de militares.
Una de las iniciativas que se ha encargado de promover la “Doctora B”, como la llaman sus estudiantes por su doctorado en Educación, es la creación de colegios comunitarios gratuitos. Con estas ideas enfatiza en su amor por la cátedra y su cercanía con las personas más necesitadas.
Ella conoce muy bien la forma de mezclar su carrera con la vida política de su marido. Durante sus cuatro décadas de vida como docente, ocho los compaginó con ejercer como segunda dama durante la gestión de Barack Obama, en la que Joe Biden fungió como vicepresidente. De esta manera tiene ventaja para entender las necesidades de Washington.
De fuera carácter
Jill se distingue por combinar el carácter aguerrido de Filadelfia, donde es nativa, con un trato amable y cercano a la gente.
De hecho, hay miles de historias de su temperamento fuerte. Por ejemplo, en 2003, un grupo de líderes del Partido Demócrata estaba en su casa intentando convencer a Joe para que entrara en la carrera presidencial para competir contra George W. Bush.
Jill estaba en la piscina, cuando, según relata en su biografía “Where the Light Enters“, su fuerte carácter salió a relucir. Ella tomó un rotulador y escribió en su estómago “NO”, para después entrar a la reunión en bikini.
El entonces senador optó por no presentarse a esas elecciones, pero sí lo hizo en 2020, cuando siempre estuvo respaldado por su pareja.
Es recordada una imagen en la campaña, en la que la ahora Primera Dama casi saltó para proteger a su esposo. “Puedes sacar a la chica de Filadelfia, pero no a Filadelfia de la chica”, dijo después del incidente.
Pero es no es todo. En los primeros 100 días en la Casa Blanca de la pareja, es la Primera Dama que ha realizado más viajes en solitario por el país que el propio mandatario.
Es tanta su unión, que el presidente suele presentarse como “el marido de Jill”. Y es que, en innumerables ocasiones, el líder de los demócratas ha dicho que ella llegó a sanar a su familia y su vida, por lo que sus 70 años son dignos de festejar.