La comediante Amy Poehler (Saturday NIght Live) reconfirma su talento detrás de las cámaras con su segundo intento como directora de un largometraje, luego de la exitosa y entretenida Wine Country (2019), donde se junta con sus amigas del alma y se van de jangueo para los viñedos de Napa Valley. En Moxie, cinta que ya está disponible en la plataforma de streaming Netflix, Poehler se adentra en las complejas estructuras sociales de las escuelas secundarias con esta comedia dramática que explora los conflictos que enfrentan las chicas en un ambiente tóxico, donde peligrosamente ignoran la voz de las estudiantes mujeres y donde se protege a algunos estudiantes.
Basada en el “bestseller” homónimo dirigido a un lector joven adulto, Moxie presenta la historia de Vivian (Hadley Robinson), una adolescente de 16 años que se mueve bajo el radar de la popularidad de su escuela y quien tiene ya un futuro universitario definido. Cuando una acostumbrada lista que categoriza a las estudiantes de la escuela bajo ofensivos criterios, comandada por el “bully” Mitchell (Patrick Schwarzennegger), a su vez el capitán del equipo de futbol de la escuela, se sale de control incomodando a algunas de las jóvenes, Vivian levante su voz creando anónimamente una revista pro-feminismo con el objetivo de enfrentar la misoginia desmedida y la falta de apoyo de la administración escolar. Esta publicación, que es inspirada en el pasado rebelde de la madre de Vivian, motiva a las jóvenes a crear un movimiento que revoluciona a gran parte del estudiantado, promoviendo el activismo y las protestas estudiantiles.
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Las nobles intenciones de la directora quedan plasmadas por la buena utilización de un liviano sentido del humor, en una narrativa que pudo volcarse fácilmente hacia el melodrama. El drama romántico, la buena música y un elenco de caras nuevas y refrescantes, enmarcado en la lucha por hacerse escuchar, elemento que pisa firme y resulta moderno, complementan la experiencia que aunque no resulta innovadora, si pudiera provocar la conversación entre el público adolescente al que va dirigida y esto en sí es un gran logro.
El filme no está exento de problemas, al presentar algunos estereotipos de personajes típicos del género, como la caricatura del abusador (Patrick Schwarzennegger) que se pinta ante el personal escolar como el noble de la historia, contrastando grandemente con el personaje de Seth (Nico Hiraga) otro estereotipo reciclado, quien pretende a Vivian y apoya genuinamente todas las iniciativas del colectivo feminista. Además de presentar el tema del abuso sexual muy tarde en la narrativa y registra forzado incompleta la historia, porque no le permite tiempo para desarrollar o abundar sobre las repercusiones y consecuencias del criminal acto. Sin embargo, Moxie funciona porque re-utiliza los recursos del genero para presentar una oportuna historia sobre cómo utilizar tu voz para lograr cambios significativos en tu entorno con un poderoso mensaje de igualdad e inclusión.