Bruce, el tiburón de fibra de vidrio hecho con el molde de “Jaws” (“Tiburón”), está listo para su close-up.
El tiburón de 45 años, casi 550 kilos (1.208 libras) y 7,6 metros (25 pies), famoso por haber sido difícil en el plató del clásico de Steven Spielberg de 1975, fue colgado el viernes sobre la escalera mecánica principal del nuevo Museo de la Academia de Cine (Academy Museum of Motion Pictures) en Los Ángeles, donde recibirá a los visitantes en el futuro próximo.
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Se trata de la culminación de años de planificación que incluyeron siete meses de restauración a cargo del artista de efectos especiales y maquillaje Greg Nicotero. Se anticipa que el tiburón será una gran atracción para el museo, que planea abrir sus puertas al público el 30 de abril de 2021.
Lo más fanáticos saben que el equipo de “Jaws” nombró al tiburón Bruce, como el abogado de Spielberg, Bruce Ramer. También saben que el Bruce que ahora está en el museo técnicamente no apareció en “Jaws”. Es una réplica y es la última en su tipo. Los tres tiburones blancos mecánicos diseñados por el director de arte Joe Alves fueron destruidos cuando terminó la filmación. Pero una vez que la película resultó un fenómeno de taquilla, un cuarto tiburón se hizo con el molde original. Durante 15 años estuvo en Universal Studios Hollywood, donde la gente solía tomarse fotos con él, hasta que terminó en un vertedero de Sun Valley donde pasó los 25 años siguientes. Nathan Adlan, quien heredó el negocio de basura de su padre, lo donó al museo en 2016.
Pero Bruce no estaba listo para las cámaras. Un cuarto de siglo bajo el sol californiano, además de todos los años que fue repintado en Universal, le pasaron factura a la pobre criatura, que necesitaba urgentemente de atención y cuidado. Nicotero, quien ha trabajado en “Day of the Dead” (“Día de los muertos vivientes”) y “The Walking Dead”, dijo que quiso dedicarse a su oficio tras ver “Jaws” y se ofreció a traerlo de vuelta a la vida.
“Una de las cosas maravillosos de ser el Museo de la Academia de Cine es que tenemos acceso a miembros de la Academia de todas las áreas de la industria”, dijo el director del museo, Bill Kramer. “Podemos recurrir a nuestros miembros y otros miembros de la industria del cine que trabajaron en la película de la cual es el artefacto o que saben lo suficiente sobre la proveniencia y trabajo que se ha hecho como para ayudarnos a restaurarlo. Estamos en una posición increíblemente privilegiada”.
La restauración fue una cosa; meter a Bruce en el museo otra. El arquitecto laureado con el Premio Pritzker Renzo Piano se aseguró de tomar en cuenta objetos de gran escala en su restauración del Saban Building, que originalmente era la tienda por departamentos May Company. Pero Bruce es su pieza más grande hasta la fecha y pronto todos se dieron cuenta de que no podría ingresar al edificio con sus aletas pegadas.
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La semana pasada fue trasladado en una plataforma de más de 21 metros (70 pies) de un depósito al museo en la Avenida Fairfax y el Boulevard Wilshire, donde ingenieros, obreros de la construcción y manipuladores de arte retiraron dos paneles de vidrio de tres pisos para poder meterlo al edificio. Una vez adentro con las aletas colocadas de nuevo y un retoque final, Bruce fue atado a cinco cables, cada uno de los cuales aguantaría su peso si algún otro fallara, y fue levantado en una estructura a control remoto hasta su posición en la “columna” del edificio, donde mira hacia el este y puede verse desde Fairfax.
Shraddha Aryal, vicepresidenta de diseño y producción de exposiciones, describió los años de meticuloso modelaje y trabajo que llevaron a este momento, y que incluyeron maquetas en tamaño real y pruebas de luz para asegurar que los 116 dientes de Bruce fueran visibles al público.
Verlo montado en el edificio fue “un momento tan emocionante”, dijo.
Kramer indicó que esperan que Bruce sea un gran atractivo para los visitantes, y que por eso lo colgaron en un área donde el público puede verlo sin tener que pagar entrada. Casi medio siglo después de hacer que niños y adultos le tuvieran mido al agua, el tiburón atraerá cinéfilos al museo.
“Planeamos tener a Bruce recibiendo a nuestros visitantes tanto tiempo como sea posible”, dijo Kramer. “Es un espacio y un momento libre para que nuestros visitantes puedan traer alegría y ojalá los inspire a aprender más sobre las películas, la historia de los efectos visuales y cómo se hizo este objeto de utilería”.
Los visitantes curiosos pueden acercarse a ver el enorme tiburón blanco, el restaurante y la Galería Familiar de Spielberg para ver una película de 10 minutos sobre la historia del cine antes de siquiera comprometerse a pagar por un boleto.
También habrá una serie pública sobre la conservación y restauración de objetos de la colección como las zapatillas de rubí de “The Wizard of Oz” (“El mago de Oz”), el Aries-1B de “2001: A Space Odyssey” (“2001: Odisea del espacio”), el extraterrestre de “Alien” (“Alien, el octavo pasajero”) y, por supuesto, Bruce.
“Hay tantas historias que pueden llevarte a tantos lugares a través de un objeto”, dijo Kramer.