Londres – Cuando el príncipe Felipe de Inglaterra cumpla sus 99 años el miércoles, pasará el día tranquilo y del mismo modo que la mayor parte de su vida adulta: junto a la reina Isabel II.
El leal consorte planifica tener un almuerzo discreto en el Castillo de Windsor, donde los principales miembros de la realeza británica se han resguardado debido a la pandemia del COVID-19. Algunos familiares lo llamarán, pero el palacio está diciendo poco más que eso. Gran Bretaña continúa bajo las restricciones por el coronavirus que limitan el tamaño de las reuniones, y Felipe y la reina de 94 años están muy por encima del grupo en edad más vulnerable, de 65 años o más.
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El último año no ha sido fácil para Felipe, quien se retiró de la vida pública en 2017 luego de pasar 65 años apoyando a la reina.
En noviembre, su segundo hijo, el príncipe Andrés, de 60 años, fue obligado a retirarse de las labores reales públicas ante la preocupación por sus vínculos con Jeffrey Epstein, el agresor sexual estadounidense condenado que murió en una prisión de Nueva York. Dos meses después, el príncipe Enrique, nieto de Felipe, y su esposa Meghan causaron mayor revuelo cuando anunciaron que se retirarían de sus labores reales y buscarían su independencia financiera en Norteamérica.
El cumpleaños del miércoles es tan sólo el más reciente hito para el hombre nacido como el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca el 10 de junio de 1921, en medio de una agitación que llevó a un golpe militar que derrocó a su tío, el rey Constantino de Grecia, unos meses después.
Sus padres eran la princesa Alicia de Battenberg, una bisnieta de la reina Victoria, y el príncipe Andrés de Grecia.
El rey Jorge V de Inglaterra envió un barco de la Marina Real para evacuar a la familia de Felipe, y el príncipe infante fue sacado rápidamente por su seguridad en una cuna hecha de una caja naranja. El joven Felipe fue a la escuela en Alemania y Gran Bretaña y rara vez vio a sus padres mientras crecía.
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En 1939, Felipe se unió al ejército británico como cadete de la Royal Naval College, Dartmouth. Fue ahí que le pidieron que escoltara a la entonces princesa Isabel y su hermana en una visita al centro.
Prestó servicio en la Marina Real a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, ganando mención en despachos para servicio a bordo del buque de guerra HMS Valiant en el Cabo Matapán, en la península peloponesia de Grecia. Felipe ascendió al rango de comandante, pero su carrera terminó cuando su esposa pasó a ser la reina Isabel II tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI, en 1952.
Felipe había desposado a la futura reina en la Abadía de Westminster en 1947 cuando ella tenía 21 años y él 26. Renunció a su título griego y el rey Jorge VI lo hizo duque de Edimburgo. En la coronación de Isabel en 1953, Felipe juró ser “su vasallo para jugarse la vida por ella”.
Juntos tuvieron cuatro hijos — Carlos, el príncipe de Gales y heredero al trono; Ana, Andrés y Eduardo; ocho nietos que incluyen al príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, y Enrique; y ocho nietos.
Para cuando se retiró de la vida pública, Felipe era patrocinador, presidente o miembro de más de 780 organizaciones, muchas de ellas caritativas. Había dado 5.496 discursos, escrito 14 libros y realizado 637 visitas solo al extranjero, además de cientos de viajes acompañando a la reina.
“Creo que probablemente mucha gente no sabe lo que él ha hecho porque a él no le gusta la adulación”, dijo Ingrid Seward, editora de la revista Majesty. “No le gusta la fama. Simplemente hace buenas migas de ella”.
Para muchos, Felipe ha sido el hombre, un paso o dos detrás de la reina, que contaba chistes subidos de tono y ocasionalmente encabezaba titulares por ser un poco inapropiado.
Y no está libre de polémica. Recién llegadas a la Casa de Windsor, como la difunta princesa Diana y la esposa del príncipe Andrés, la duquesa de York Sarah Ferguson, tuvieron choques con él, según reportes.
Pero Seward dijo que los desacuerdos surgieron del sentido de deber de Felipe con la monarquía como institución.
Es, después de todo, un hombre que renunció a su propia independencia y una prometedora carrera naval para casarse con la futura reina en un momento en que la familia real todavía se recuperaba de la abdicación del rey Eduardo VIII una década atrás. El padre de Isabel sólo llegó a ser rey porque su hermano mayor, más tarde conocido como el duque de Windsor, se negó a gobernar sin la divorciada estadounidense con la que se casó, una decisión que algunos vieron como una forma de eludir sus responsabilidades con la nación.
Pero Seward dijo que las contribuciones de Felipe a la monarquía han sido profundas. Se dice que modernizó la Casa de Windsor entre bambalinas, hizo rentables las propiedades reales y fue un formidable defensor de la monarquía.
“Creo que él moldeó el reinado de la reina muy sutilmente, y la gente realmente no sabe lo que él ha hecho″, dijo. “Así que ha logrado hacer cosas sin que se note, que es lo que él quiere”.
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