NUEVA YORK (AP) — Harvey Weinstein fue ridiculizado desde el escenario y abucheado por asistentes esta semana en un evento de actores en Nueva York durante una rara aparición pública del desacreditado magnate de Hollywood previo a su juicio por violación en enero.
Una humorista se refirió el miércoles a Weinstein durante el “Actor’s Hour” como “el elefante en la sala”, lo comparó con el villano del cine de terror Freddy Krueger y dijo que “no sabía que teníamos que traer nuestro propio gas Mace y silbatos antiviolación” al evento.
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Un actor intentó cuestionar a Weinstein, y otro asistente gritó que éste era un “monstruo”. A ambos se les pidió que se retiraran del bar de Manhattan donde se realizaba el evento, mientras que el comentario de la comediante Kelly Bachman atrajo algunos abucheos de la audiencia y una persona le gritó “cállate”.
Weinstein, de 67 años, enfrenta un juicio en enero en Manhattan acusado de violar a una mujer en un cuarto de hotel en 2013 y de mantener un contacto sexual por la fuerza con otra en 2006. El productor dice que todos sus encuentros sexuales fueron consensuales.
Weinstein, quien se encuentra en libertad tras haber pagado una fianza de un millón de dólares, es monitoreado electrónicamente por las autoridades y está limitado a viajar entre Nueva York y Connecticut.
Sus representantes dijeron en un comunicado que el productor fue a “Actor’s Hour” con amigos “tratando de encontrar algo de solaz en su vida que ha sido puesta patas arriba” y que los arrebatos fueron groseros e impertinentes.
El vocero Juda Englemayer agregó en un email el viernes que Weinstein estaba “siendo tratado como si lo hubieran declarado culpable”.
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“El juicio justo sigue siendo la base de cada uno de nuestros derechos civiles en este país”, señaló.
La anfitriona de “Actor’s Hour”, Alexandra Laliberte, se disculpó el viernes por cómo se tornó la velada y dijo que el actor que confrontó a Weinstein en su mesa debió haber recibido el micrófono para expresar sus sentimientos en lugar de ser escoltado de la sala.
Laliberte, en un comunicado publicado en la página de Facebook del evento, dijo que decidió permitir que Weinstein se quedara porque nadie se quejó cuando él llegó. Dijo que no estaba preparada para manejar lo que se convirtió en una “situación de alta energía” en torno a la figura del #MeToo.
“Estoy muy triste de que esto no sólo haya sido un hecho desencadenante para los asistentes, sino que ellos se hayan sentido inseguros — algunos incluso encolerizados — cuando lo que nos disponemos a crear es un ambiente seguro”, dijo Laliberte. “Crear un ambiente que sea seguro pero que también deje el foro abierto a la libertad de expresión es un esfuerzo extremadamente frágil”.
Weinstein y su séquito no tuvieron nada que ver con el retiro de la persona que lo criticó, dijo el vocero Englemayer. Weinstein, en un comunicado emitido a través del portavoz, dijo que recibía con beneplácito tal diálogo.
“Estoy feliz de responder las preguntas de cualquier persona, y los invito a todos a preguntar”, dijo Weinstein en la misiva. “Todos deberíamos recibir el beneficio de poder expresar nuestras opiniones y ser escuchados, e incluso recibir respuestas. Lo único que pasó es que alguien expresó sus inquietudes. Me alegra que todos tengamos todavía estos derechos”.
En semanas recientes, se han publicado dos libros — “She Said” y “Catch and Kill” — sobre los reportajes de Jodi Kantor y Megan Twohey del New York Times y Ronan Farrow de The New Yorker que expusieron el presunto comportamiento de Weinstein, y las tácticas que según los periodistas usó el productor para tratar de frustrar sus esfuerzos periodísticos.