No es noticia que los problemas económicos generalmente tienen un impacto adverso en las dinámicas familiares, particularmente en los matrimonios, lo que desemboca, muchas veces, en un divorcio que termina afectando mayormente a los hijos, cuando, en contra de su voluntad, tienen que dividir el tiempo entre papá y mamá.
Tomando esto como punto de partida, hoy estrena la comedia dramática puertorriqueña Marcelo. Papote (Jorge Pabón, “el Molusco”) es un actor que, de niño, tuvo una probadita del éxito cuando protagonizó un exitoso comercial de TV, y sueña con retomar su carrera actoral para poder proveer una estabilidad económica a su hijo Marcelo, quien, por circunstancias del destino, se encuentra viviendo con su madre. Papote se ve en una encrucijada cuando la madre de Marcelo decide mudarse para los Estados Unidos.
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Para complicar su situación, luego de un incidente de agresión en su trabajo, Papote es internado en una institución mental para participar de un programa de manejo de ira.
Con esta introducción, nos adentramos en la complicada situación del personaje principal, que se las tiene que ingeniar para mantener intacta la relación con su hijo, que lo va a llevar a producir una obra de teatro con los pacientes de la institución, provocando algunos de los momentos más divertidos de la cinta.
Dirigida por Eduardo “Transfor” Ortiz (Vico C, Los domirriqueños), estamos ante la cinta más accesible de su filmografía, debido a que, además de retratar la problemática de muchos padres de Puerto Rico que intentan hacer lo imposible por evitar separarse por sus hijos, se proyecta como un producto que conectará con toda la familia.
La cinta, que en su promoción apela al melodrama, y que, por momentos, nos recuerda a cintas como Crazy People (1990) y Campeones (2018), se registra mejor como una comedia con momentos dramáticos, lo que se convierte en una experiencia con resultados mixtos. Pabón logra una interpretación convincente al adueñarse de su personaje con garra, presentando una interpretación controlada, contrastando grandemente con los trabajos por los cuales se ha dado a conocer y demostrando que cuenta con las herramientas histriónicas para continuar su carrera en la actuación.
La química con el joven actor Samuel Jové, quien interpreta al personaje titular, es palpable, Esto le otorga mayor credibilidad a la relación padre-hijo. La cinta, que cuenta con una buena fotografía y valores técnicos muy cuidados, no deja de contar con deficiencias por culpa, en gran medida, de un guion sin pulir, que evita profundizar en la problemática mental, principalmente en la situación emocional del personaje principal. Aunque logra equilibrar de manera efectiva la historia principal con algunas secundarias, algunos problemas de edición impactan la continuidad en algunas secuencias.
Uno de los traspiés en la dirección de Ortiz es la innecesaria extensión de algunas escenas, lo que afecta el ritmo de la cinta. Aún con estos tropiezos, no podemos pasar por alto las excelentes actuaciones del elenco principal (Jorge Pabón, Samuel Jové, Maribel Suárez, Eli Cay, Anamín Santiago, Daniela Droz) en las secuencias más dramáticas, y un elenco de reparto en su punto (Guelo Star, Carlos Vega, Orlando Friger, Carlos Esteban Fonseca y Oscar Guerrero), responsables de cargar con los momentos más graciosos. En resumen, Marcelo resulta ser una agradable experiencia que, entre algunas lágrimas y constantes risas, toda la familia podrá disfrutar.