Por quinto año consecutivo, Metro, en alianza con la agencia de publicidad Arteaga & Arteaga, presentan Real Characters, un proyecto que desde sus inicios perpetúa los trazos de las personas de edad avanzada, convirtiendo su escritura en tipografías únicas, con el propósito de concienciar sobre la importancia de atender a nuestros ancianos.
Distinto a otros años, en esta ocasión se les dio la oportunidad a seis residentes de la Égida del Maestro en Hato Rey (Teresa Colón, Julia Ortiz, Antonio Molina, Carlos Padilla, Leandro Fanjul y William Ortiz) para que, una vez más, ejercieran el pan de la enseñanza, pues los maestros transformaron nuestras vidas y sus huellas en nosotros son imborrables.
Ellos “enseñaron” a varios niños (Carla S. Vélez Salgado, Camilo Montijo Sáez, Lluvia A. Ramos Chévere, Camila A. Maldonado Marcial y César D. Ortega Marcial) a escribir las letras del abecedario. Nosotros convertimos su lección en las tipografías que hoy disfrutamos en esta edición especial.
Las tipografías se pueden adquirir por $2 y todas las ganancias beneficiarán a la Égida del Maestro. Estas se pueden descargar en www.realcharacters.org.
PUBLICIDAD
Conoce a los protagonistas:
Teresa Colón de 87 años
Fue maestra por 26 años. Era profesora de matemáticas en la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Nació en Barranquitas. Se graduó de Ciencias Naturales (biología) y siempre quiso ser maestra.
“A mí lo más que me gustaba era tener el contacto con los estudiantes. A mí nunca me interesó la dirección. Siempre quise estar con mis estudiantes en el salón de clases y pasarles a ellos los conocimientos. Para mí, enseñar siempre ha sido lo más bonito en esta vida y ver que esos estudiantes puedan llegar a cumplir sus metas”, dijo Colón, al enfatizar que aprendió de sus estudiantes a ser compasiva.
Algo que nunca olvida fue encontrarse a uno de sus estudiantes en una cárcel que cayó preso por drogas.
PUBLICIDAD
Julia (Julita) Ortiz de 91 años
Es natural de Barranquitas. Laboró por 20 años como maestra de música de escuela elemental. Explicó que tuvo la oportunidad de iniciarse como maestra en la misma escuela donde estudió. Compartió que le encantaba ejercer el magisterio. Impartía apreciación musical, canto y baile folklórico. Le gusta el dibujo y las manualidades. Es miembro del Coro de Campanas. También ofrece talleres de confección de accesorios con material reciclado.
“Llevaba siempre a mis estudiantes a participar de festivales de música y casi siempre ganaban premios. Visitábamos el Club de Leones y hasta grabamos un disco con 13 canciones”, recordó, al destacar que a los niños les encataba que los sacaran del salón de clases.
“Fue una experiencia bien agradable enseñar a los niños. Ahora es más fácil la enseñanza, con la llegada de la tecnología, pero cada vez se hace más cuesta arriba que los estudiantes cojan un libro para leer. Con las calculadoras tienen ahí los resultados, sin tener que pensar de dónde salen los números. Antes se desmenuzaba la raíz de las cosas y se apreciaban los poemas”, comentó.
Antonio Molina de 91 años
Estudió Derecho en la Universidad de La Habana. Fue abogado. Estudió periodismo en la Universidad de Puerto Rico, y durante 19 años trabajó como periodista en el periódico El Mundo. Le encantan la pintura y escribir. También fue crítico de arte en Cuba, y en 1975 llevó a un museo europeo una colección de arte de 12 pintores puertorriqueños.
“He sido un hombre que he amado la vida. Fui un buen bailador. Nunca tuve hijos con mi esposa, por lo que la oportunidad de rodearme de niños para servirles de inspiración, o enseñarles a escribir, me da mucha felicidad. Es como una fiesta para el alma”.
Leandro Fanjul de 76 años
Actualmente imparte clases de Humanidades e Historia de Puerto Rico en la Universidad Metropolitana (UMET). Hizo una maestría en Humanidades y está preparando su tesis doctoral sobre el Partido Conservador de Puerto Rico durante el siglo 19 y la modernización de Puerto Rico 1869 al 1928. Nació en el norte de España y llegó de niño a la isla.
“He notado un cambio en los estudiantes de estos tiempos. Antes había un respeto hacia el profesor y hacia los demás compañeros. Eso se está perdiendo. Ahora a los estudiantes no les gusta leer. Noto también que los estudiantes de escuela superior desconecen muchos datos que se supone que conozcan de su país. Por eso siempre trato que ellos se identifiquen y se sientan orgullosos de ser puertorriqueños”, consideró Fanjul.
0 of 5
0 of 5
El profesor universitario estableció, además, que ejerce el magisterio porque siente una verdadera vocación. “Nunca me he dejado llevar por el salario o por el prestigio, sino porque quiero dejar un legado. Esta es mi contribución para Puerto Rico. A mi edad, prefiero morir en un salón de clases con algo que quiero y me identifico, que estar en un hospital encamado”.
A su juicio, “lo más importante es crear ciudadanos con conciencia y que se identifiquen con Puerto Rico”.
Sobre su experiencia con los niños, expresó: “Me agradó mucho la experiencia de compartir con la juventud, que son los que van a formar el futuro de Puerto Rico”.
Carlos Padilla de 91 años
Escritor de libros y poeta. Trabajó en el periódico Claridad. También trabajó en Cuba como jefe de redacción en Prensa Latina. Ha publicado seis libros de política y poemarios. Fue líder de los Boy Scouts.
“Me dedico a escribir en mi pequeña habitación. He publicado dos libros estando aquí (Égida del Maestro), de distintos géneros literarios. También tengo un libro dedicado a mi esposa, que murió, y por eso estoy aquí. Soy periodista y los periodistas somos como gitanos, por eso mis cuatro hijos nacieron en diferentes países”, compartió.
De su experiencia con los niños, lo más que disfrutó fue “la experencia de intercambiar con los niños que me hizo sentir como uno de ellos. Me siento pequeño porque los niños hacen las cosas mejor que uno y más rápido. Eso me llenó de alegría y orgullo, y por otro lado, me hace más conciente de que, en nuestro proceso vital, en unas etapas somos más atrevidos y más capacitados y en otras dependemos. Así es la vida”.
William Ortiz de 78 años
Durante 50 años trabajó para el sistema educativo del país. Fue maestro de inglés en los tres niveles de enseñanza (elemental, intermedia y superior). También fue vicepresidente de la Asociación de Maestros de Puerto Rico y síndico de la Junta de Retiro para Maestros, durante 15 años. Además, fue director del Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Mayagüez (Croem).
“Como maestro, en los salones de clases tuve muchas enseñanzas y he vivido experiencias extraordinarias, reconociendo el talento de los estudiantes puertorriqueños. Independientemente de los sinsabores y de las críticas al sistema educativo, está la validez del estudiante puertorriqueño, y muchos que provienen de la escuela pública han hecho un buen renombre en distintas fases de la vida. Los maestros nunca ganamos mucho dinero, pero lo que ocurre después con esos estudiantes le añade un valor extraordinario a la gestión que uno hace”.
De la dinámica de compartir con los niños como parte de esta iniciativa, lo más que disfrutó fue sentir que regresó al pasado. “Fue un momento extraordinario”, manifestó.
Égida del Maestro: una casa de amor
“Utilizar los conocimientos y experiencias vividas de nuestros residentes para enseñarles a los niños el valor de la tercera edad, que tanta falta hace destacar, me parece un proyecto excepcional. Ellos tienen el mismo valor que cualquier otro ciudadano puertorriqueño. Más que una residencia, la Égida es una casa de amor y una familia extendida donde el maestro, después de haber trabajado por largos años, tiene un lugar propio para que tenga una calidad de vida digna”, expresó Víctor Bonilla Sánchez, presidente de la junta de directores de la Égida del Maestro María Arroyo de Colón.