Washington — Fue bastante diferente del “¡Amo WikiLeaks!”.
La imagen desaliñada del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, mientras policías británicos lo sacaban de la embajada ecuatoriana en Londres para enfrentar cargos contrastó fuertemente con los elogios que el presidente Donald Trump mostró noche tras noche en las últimas semanas de la campaña presidencial de 2016 hacia la organización, conocida por filtrar datos.
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Trump dijo en un tuit el jueves que “no sabe nada” sobre WikiLeaks. La Casa Blanca no ha comentado por el momento sobre los cargos que presentó el Departamento de Justicia de Estados Unidos contra Assange.
Cuando se le preguntó sobre Assange en 2017, Trump dijo que “no apoyaba o apoyaba” la decisión de WikiLeaks de difundir correos electrónicos filtrados y que no se involucraría en ninguna decisión del gobierno estadounidense para arrestar a Assange.
“No estoy involucrado en esa decisión”, dijo Trump a The Associated Press en aquel entonces sobre el arresto de Assange. “Pero si quieren hacerlo, está OK por mí”.
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Trump sin duda recibió con agrado el impulso político que recibió su campaña cuando se filtraron emails de su rival demócrata Hillary Clinton en 2016.
El mismo día de octubre que se conoció un video de “Access Hollywood” donde se revelaba que en 2005 Trump alardeaba sobre manosear a mujeres, WikiLeaks comenzó a difundir correos electrónicos de John Podesta, el jefe de campaña de Clinton.
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El republicano y sus aliados, enfrentando una dura batalla en el último mes en campaña, se aprovecharon de las filtraciones ilegales y las capitalizaron.
“WikiLeaks, amo WikiLeaks”, dijo Trump en Pensilvania.
“WikiLeaks es como el cofre de un tesoro”, dijo Trump en Michigan.
“Amo leer WikiLeaks” Trump dijo en Ohio.
En total, Trump elogió WikiLeaks más de 100 veces. Había un póster de Assange en un salón de debates del republicano.