Beyoncé muestra al mundo su faceta más personal e íntima hablando sobre como vivió el nacimiento de sus gemelos y cómo asumió la recuperación de su cuerpo.
En una entrevista con la revista Vogue, la cantante reveló que sufrió complicaciones en el embarazo y parto de Rumi y Sir, quienes nacieron en junio de 2017.
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“Después del nacimiento de mi primera hija, me creí las cosas que decían sobre cómo debía verse mi cuerpo. Me presioné para perder todo el peso del bebé en tres meses y programé una pequeña gira para asegurarme de que lo haría. Mirando atrás, eso fue una locura. Todavía estaba dando el pecho cuando realicé los espectáculos de Revel en Atlantic City en 2012”, confesó.
Sin embargo, en el segundo embarazo la artista se tomó las cosas de manera muy diferente, según dijo.
Todo el proceso de gestación estuvo marcado por un sinfín de contratiempos y problemas físicos que, finalmente, obligaron a sus médicos a adelantar el parto.
El origen de tales complicaciones residía en una dolencia que suele afectar a un pequeño porcentaje de embarazadas y que se conoce como toxemia o preeclampsia, la cual provoca altos niveles de tensión arterial y un exceso de proteína en la urina.
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Además de pasar por el quirófano antes de lo previsto, esta condición le causó agudos y constantes dolores que la obligaron a pasar un mes entero reposando en la cama y prácticamente sin moverse.
Cambios físico
“Llegué a pesar casi 100 kilos (220.4 libras) el día que di a luz a Rumi y Sir. Mi salud y la salud de mis bebés estaban en peligro, así que tuve una cesárea de emergencia. Pasamos muchas semanas en la NICU (Unidad neonatal de cuidados intensivos)”, indicó.
Tras esta dura experiencia, ella alaba el apoyo de su pareja, el rapero Jay-Z, y señaló que fue parte fundamental de su recuperación:
“Mi marido fue un valiente y un sistema de apoyo muy fuerte para mí. Estoy orgullosa de haber sido testigo de su fuerza y su evolución como hombre, mejor amigo y como padre. Yo estaba en modo de supervivencia y no entendí todo hasta meses después. Hoy tengo una conexión con cualquier padre que haya pasado por una experiencia así”.
Tras la cesárea, señaló que necesitó tiempo para sanar y recuperarse, y que decidió aceptar sus curvas, ser “paciente” consigo misma y “disfrutar” de su cuerpo.
“Hasta ahora, mis brazos, mis hombros, mis pechos y mis muslos son más grandes. Tengo una pequeña panza de madre, y no tengo ninguna prisa en librarme de ella porque creo que es muy real”, manifestó.
