Por: Orlando Maldonado/ MovieNetworkPR
La tercera de la trilogía extraoficial de películas que llevan la palabra “Wonder” en su título es la más decepcionante del grupo.
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La propuesta anual del director y guionista, Woody Allen, poco tiene en común con el “tear jerker” de Jacob Tremblay o la épica historia de origen de Diana Prince fuera de su título, excepto en que las tres vienen ancladas de actuaciones memorables.
Esto es lo menos que se puede esperar de Allen, uno de esos cineastas que siempre saca lo mejor de sus actores. Esto no es diferente en Wonder Wheel, donde Kate Winslet, Jim Belushi, Juno Temple y Justin Timberlake hacen de tripas, corazones con una historia que de ser una atracción de parque de diversiones, sería del tipo que marea, y no tanto de tipo que entretiene.
Ambientada en Coney Island en la década del 50, la película cuenta la enrevesada historia de Ginny (Winslet), una ex actriz casada con el alcohólico operador del carrusel (Belushi), cuya hija (Temple) regresa a casa huyendo de su ex marido, un peligroso mafioso que la quiere muerta. Para completar el melodrama, Allen añade un triángulo amoroso con Mickey (Timberlake), un salvavidas pretencioso e indeciso entre Ginny y su hijastra recién llegada.
La suma de todas sus partes no es necesariamente mala, pero lejos está de algunos de los trabajos más memorables del cineasta en tiempos recientes, en que sus personajes son fáciles de tragar y la historia sabe hacia dónde se dirige. Sin un rumbo claro, la cinta aún sirve de vehículo para su talentoso elenco, compuesto de actores veteranos y otros cuyas carreras recién comienzan y cuyo filmografía ahora está un poco más completa.