El portugués Salvador Sobral ganó el concurso Eurovisión con una balada romántica que desafió la reputación de décadas que tiene el evento de excesos cursis y destellantes.
Sobral cantó su Amar Pelos Dois (Amor para ambos) en un tono elevado y claro acompañado por cuerdas y un piano. A diferencia de los otros 25 competidores que se desempeñaron en un amplio escenario respaldado por luces destellantes, llamaradas repentinas y otros efectos, Sobral cantó desde un pequeño círculo elevado en medio del público, un contraste íntimo en comparación con la ampulosidad de los demás.