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Espectacular despedida salsera de Rubén Blades ante puertorriqueños

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Por Hiram Guadalupe Pérez

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En su concierto de despedida de la salsa en Puerto Rico, Rubén Blades honró en la noche del sábado a las figuras puertorriqueñas con las cuales aprendió a amar ese género y junto a quienes desarrolló su carrera artística.

 

De esa manera, encomió la gesta musical lograda por figuras talentosas como Ismael Rivera, Rafael Cortijo, Tito Puente, Santitos Colón y Cheo Feliciano, quienes, confesó, inspiraron sus primeras andanzas por la canción antillana.

 

También ensalzó al compositor Catalino “Tite” Curet Alonso y a los músicos Ray Barretto, Willie Colón, Luis “Perico” Ortiz, Louie Ramírez, Héctor Lavoe, Pete “El Conde” Rodríguez, Johnny Ortiz, Roberto Roena y Bobby Valentín, personalidades con las cuales trabajó aportando al despunte del movimiento de la salsa en los años 1970.

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El denominado “Poeta de la Salsa”, que recientemente cumplió 68 años de edad, inició con puntualidad la celebración de su espectáculo ante la emoción de un público efusivo que abarrotó el Coliseo de Puerto Rico y que llegó a disfrutar de una velada que recorrió su trayectoria con más de tres horas ininterrumpidas de música.

 

“Caminando, adiós y gracias” fue el título de la presentación de Rubén Blades, que contó con el acompañamiento de una espectacular y portentosa orquesta de músicos de Panamá liderados por el bajista Roberto Delgado y que inició con el tema “Parao”, una melodía que sentencia el espíritu impetuoso del artista, quien no se da por vencido en su lucha a favor de causas sociales y políticas.

 

Esa convicción política también quedó expresada en los continuos diálogos que del cantautor panameño a lo largo del espectáculo, en los que no perdió oportunidad de mencionar la situación económica y política de Puerto Rico, a veces con jocosidad, refiriéndose a ella como un desafío y una gran oportunidad para construir un mejor futuro.

 

Al final, sus canciones y los parlatos que le acompañan en cada narrativa poética-musical son retos a la conciencia ciudadana para luchar por la construcción de sociedades más justas, humanas y solidarias.

 

“Mis héroes musicales siempre fueron puertorriqueños”, anunció para no perder oportunidad en honrarlos cantando algunas de sus canciones y dedicándoles otras suyas mientras lucía en una pantalla gigante fotográficas de esas personalidades del mundo de la salsa.

 

Esa expresión de humildad y reconocimiento se volcó en canciones al incluir en su extenso reportorio la interpretación de “Apóyate en mi alma” como homenaje a Tito Puente y a Santitos Colón; así como cantar “Vale más un guaguancó” en memoria de Tite Curet Alonso; “El cazanguero” en honor a Barretto; “Buscando guayaba” dedicada Pete “El Conde”; “Juan Pachanga” para Louie Ramírez; y “Pedro Navaja” para Luis Perico Ortiz.

 

La vocalización de “Aunque tú”, “Guaracha y bembé” y “La Palomilla” fueron dedicadas a la memoria de uno de sus más cercanos amigos, Cheo Feliciano, y “El Cantante” para recordar a Héctor Lavoe.

 

El recuerdo de los éxitos logrados junto a Willie Colón, Blades llegó con “Plantación adentro”, “Tiburón”, “Maestra vida”, “Ligia Elena”, “Pedro Navaja” y “Ojos”, este último de la pluma del compositor boricua Johnny Ortiz, único tema del disco “Siembra” que no escribió.

 

En “Tiburón” reafirmó su convicción antiimperialista y la dirigió a señalar críticas al candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, a la vez que insistió en la liberación del presionero político puertorriqueño Oscar López Rivera, que ha pasado 35 años de sus 73 de vida en cárceles de Estados Unidos.

 

El resto de los 27 temas que cantó recorrieron sus años junto a Las Estrellas de Fania, Seis del Solar y Son del Solar, como “Pablo Pueblo”, “El padre Antonio y el monaguillo Andrés”, Amor y control”, “Patria”, “Ojos de perro azul”, “Buscando América” y “Todos vuelven”.

 

Blades, querido y mimado por el público puertorriqueño, no cesó en agradecer al país y su gente la acogida que siempre le ha brindado. Una tierra a la que, además, le unen lazos familiares porque su único hijo, Joseph, y su única nieta, Olivia, son puertorriqueños y ambos lo acompañaron en la presentación.

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