Problemas con el diseño y la fabricación de las baterías de sus smartphones Galaxy Note 7 hicieron que se sobrecalentaran y ardieran, dijo el lunes Samsung Electronics Co. El presidente de la división de móviles de Samsung, Koh Dong-jin, descartó problemas en otras características del Note 7, tanto en su hardware como en su software. El anuncio de los resultados de la investigación sobre uno de los mayores fiascos de la multinacional llega tres meses después de que el teléfono insignia de la firma dejase de fabricarse. Setecientos investigadores e ingenieros probaron más de 200.000 aparatos y más de 30.000 baterías, y replicaron lo que ocurrió con los celulares Note 7, dijo en un comunicado el mayor fabricante de smartphones del mundo. Las empresas estadounidenses UL y Exponent examinaron las baterías y la compañía alemana TUV Rheinland analizó la cadena de suministro como parte de la última investigación, agregó. Samsung atribuyó el problema al diseño y a errores de producción en dos tipos diferentes de baterías cometidos por dos fabricantes distintos. La explicación, sumamente técnica, de los problemas se reduce a que las baterías, que eran relativamente grandes, no encajaban bien en los celulares y a que no había suficiente material aislante en el interior. En las baterías de uno de los fabricantes — posiblemente Samsung SDI — empleadas en los primeros Note 7 que se retiraron del mercado, los inspectores detectaron daños en las esquinas superiores. Esto, combinado con separadores finos una alta densidad de energía, sobrecalentó los terminales. Otro de los defectos es que el diseño de la batería no tenía espacio suficiente para acomodar de sus electrodos de forma segura. No estuvo claro qué grado de responsabilidad tiene el fabricante de las baterías en estos problemas: Samsung dijo que solo le proporcionó los “objetivos” para sus piezas. “Sugerimos que el Note 7 tenía innovaciones y un diseño compacto y (una batería de) 3500 mAh, pero no sabíamos cómo hacer los separadores internos (en la batería) ni cuantos milímetros de grosor debían tener”, explicó Koh a periodistas. A pesar de esto, la empresa dijo que “se responsabiliza por nuestro fracaso al no identificar y verificar los problemas derivados del diseño de la batería y del proceso de fabricación”. Según analistas, la causa de fondo de los incendios sigue sin estar clara. “Samsung dijo que estas debilidades podrían hacer que el celular fuese propenso a incendiarse. Lo entiendo pero ¿qué provoca el fuego en esas condiciones? ¿Discutieron si hay otra causa? No”, apuntó Park Chul Wan, exdirector del centro de investigación para baterías de nueva generación del estatal Korea Electronics Technology Institute. La compañía retiró del mercado 3,06 millones de Note 7, pero alrededor del 4%, 120.000 unidades, no han sido entregadas. La operación comenzó en septiembre tras reportes de que los celulares se sobrecalentaban y quemaban. Samsung lo atribuyó a un defecto en las baterías de litio de uno de sus dos proveedores. Los nuevos aparatos Note 7, con baterías diferentes, que se entregaron como reemplazo también se incendiaron. Así que Samsung canceló permanentemente la fabricación del producto en octubre. La compañía calcula que los problemas le costarán al menos 5.300 millones de dólares hasta inicios de 2017. Samsung recibió críticas por su manejo del retiro de dispositivos y por su descuidada y aparentemente incompleta investigación inicial sobre el problema. La empresa dijo que planea el lanzamiento de su próxima generación de teléfonos Galaxy, pero para ello necesita resolver definitivamente el misterio de los Note 7.