Vanessa Castro de Aguada compartió un testimonio como muestra de que los “ángeles” boricuas sí existen.
La madre de dos niños relató que su carro la dejó a pie en múltiples ocasiones.
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Sin embargo, un buen samaritano que la vió llorando en su automóvil por la situación, se detuvo y le regaló $100. dólares envueltos en una servilleta, que le hacían falta para contratar una grúa.
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