LeBron James se perderá un partido.
Markieff Morris lleva fuera ocho y no hay fecha para su retorno.
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Esas dos situaciones están más entrelazadas de lo que muchos podrían percatarse.
Con James suspendido para el duelo del martes ante Nueva York, la única visita de los Lakers de Los Ángeles esta temporada al Madison Square Harden, debido a su papel en el incidente en Detroit el domingo, la NBA mandó un fuerte y claro mensaje a cualquiera que participe en algún altercado.
Ya basta.
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Lo ocurrido el domingo en Detroit — el segundo episodio de magnitud esta temporada en la NBA — terminó con la primera suspensión en 19 años de carrera para James. Isaiah Stewart, de los Pistons, recibió otra suspensión de dos encuentros, además de ocho puntadas en la cabeza.
“Él piensa que fue víctima de un golpe traicionero”, comentó el entrenador de los Pistons Dwane Casey. “En la calle sería una historia distinta.
Probablemente. Pero la NBA no se juega en la calle y la liga no quiere que estas cosas sigan sucediendo. Entonces, después de dos incidentes en menos de dos semanas, la NBA decidió llamar al orden y castigar a su máxima estrella.
James fue expulsado por lanzar un codazo, provocando una gresca. La NBA decidió de entre varias opciones cual sería el castigo necesario. Había precedente para sólo multar a James, como ha sucedido en situaciones similares. Pero evidentemente la liga creyó que esto no sería suficiente y optó por la suspensión para un juego que se transmitirá en televisión nacional en la que es la arena de baloncesto más emblemática a nivel mundial.
Obviamente los aficionados notarán su ausencia.
También los jugadores de la NBA. Si James fue suspendido, cualquiera puede serlo.
Y este mensaje deberá resonar en un par de juegos que tendrán lugar en los próximos días. El primero será el reencuentro Pistons-Lakers en Los Ángeles el domingo, un duelo para el que James y Stewart podrían estar habilitados para para disputar. Y el segundo será la visita de Denver a Miami el lunes.
Nuggets-Heat II será una revancha del duelo del 8 de noviembre y que fue empañado casi al final por una excesiva falta de Morris sobre Nikola Jokic, de Denver. Jokic respondió dándole con el antebrazo en la espalda de Morris.
Jokic fue suspendido un partido. Morris no ha vuelto a jugar y el Heat no ha informado si está cerca de reaparecer.
La NBA no puede estar contenta con la atención que esos dos encuentros recibieron, debido a que se trató de las razones incorrectas.
La NBA envió un mensaje, no a James, pero a toda la liga.
Esto tiene que parar.