A raíz del polémico cierre de la temporada de la Liga de Voleibol Superior Femenino (LVSF), varias voleibolistas hicieron un llamado a crear una asociación de jugadoras, pues consideran que es momento de que las jugadoras formen parte de la toma de decisiones de la liga.
Aunque el interés de participar en la toma de decisiones de la liga se reavivó a causa del controvertido final de la serie final de la LVSF, las jugadoras aseguran que llevan años jugando bajo un reglamento que no las protege por completo.
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En la final de la LVSF las Criollas de Caguas fueron declaradas campeonas luego de que las Sanjuaneras de la Capital no se presentaron al primer partido de la serie final. La decisión de no presentarse al partido se dio tras no permitírseles la sustitución de la refuerzo Destinee Hooker, quien se encuentra en gestación. Esto se debe a que el reglamento de la LVSF no estipula cómo proceder en caso de que un equipo solicite sustituir una jugadora embarazada.
Aunque las voleibolistas de la Grises de Humacao -y madres- Glorimar Ortega y Jennifer Quesada, tuvieron experiencias muy distintas al regresar a la LVSF luego de tener a sus hijos, ambas coinciden en que cada embarazo es distinto y se deben establecer medidas en el reglamento sobre cómo proceder si una jugadora no puede continuar jugando a causa de un embarazo.
Hace casi diez años, Glorimar Ortega regresó a la LVSF tras tener a su primer hijo. Sin embargo, su regreso no fue como ella esperaba. “Cuando regreso de mi embarazo yo llegué en una buena condición física, pero en el ritmo de juego me tardé un poco en caer en tiempo, pero no era que no estaba haciendo mi trabajo. Me cambiaron (de equipo) rápido, no me dieron el break. Justificaron mi cambio con que como venía de embarazo el equipo estaba perdiendo prácticamente por mi culpa”. Tras el cambio la acomodadora ayudó a las Pinkin de Corozal a avanzar hasta la final del torneo.
La veterana voleibolista señaló que a pesar de retomar su ritmo de juego y encontrarse en buena condición física su salario siempre ha sido inferior al que tenía previo a quedar embarazada.
“Hay muchas jugadoras que han jugado embarazadas y se quedan calladas para que no les dejen de pagar o para que el equipo no las saque”, dijo Glorimar Ortega.
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Aunque su regreso a la LVSF fue muy distinto, Jennifer Quesada se identifica con las expresiones que realizó Ortega. Quesada se encontraba activa en LVSF en 2019 y sospechaba que estaba embarazada, pero por “temor” no se realizó la prueba hasta culminar la temporada.
“Yo no quería volver a jugar voleibol, sentía que tenía una responsabilidad como mamá. No todas las jugadoras cuentan con los mismos recursos, yo aumenté 49 libras en el embarazo y tengo un proceso más largo y más peso que bajar para la temporada. Yo soy medio, tengo que brincar, atacar, tengo que ser ágil y rápida. Pero regresé y me motivó mi propio hijo”, expresó sobre su retorno a la LVSF.
“Si no (hacemos la asociación) los apoderados van a seguir haciendo y deshaciendo de nosotras lo que ellos entiendan, no solamente los apoderados, sino también los que están en la Federación”.
A pesar de que fue un proceso retante, en donde Quesada no se sentía cómoda consigo misma, aseguró que el apoyo de sus compañeras de equipo y del personal técnico y administrativo fue clave para que fuera más llevadero.
Ante esto, Ortega y Quesada coincidieron en que se debe crear una asociación de jugadoras para no solo buscar que se estipulen medidas en caso de que una jugadora quede embarazada, sino también incluir otros retos que enfrentan las jugadoras como el aspecto mental.
“Año tras año hemos tenido varias situaciones con los apoderados y obviamente, nosotras necesitamos la asociación de jugadoras para tener voz y voto en la toma de decisiones”, señaló la voleibolista, Valeria Porrata.
Según Porrata, de las Changas de Naranjito, gran parte de las jugadoras de la LVSF tienen interés en crear la asociación de jugadoras. Añadió que en el pasado jugadoras como Glorimar Ortega y Karina Ocasio intentaron crear la asociación, pero no tuvieron el apoyo necesario.
“Si no (hacemos la asociación) los apoderados van a seguir haciendo y deshaciendo de nosotras lo que ellos entiendan, no solamente los apoderados, sino también los que están en la Federación. Nosotras somos las que damos el show, nosotras somos las que trabajamos para que ese show se dé y para nuestra comunidad es lo mas justo (tener una asociación de jugadoras)”, concluyó Quesada.