Novak Djokovic está consciente que su doble persecución de la historia en la Abierto de Estados Unidos — el primer Grand Slam en un año calendario en más de medio siglo y el posible 21er título de un major — significa que todos los ojos estarán puestos en él cuando entre a la cancha a jugar.
“Estoy sumamente inspirado y motivado por ello, no hay duda. Pero al mismo tiempo, sé como equilibrar las cosas mentalmente, con muchas expectativas, obviamente, alrededor de mi participación aquí — sin Rafa (Nadal) y Roger (Federer) participando”, dijo Djokovic el viernes, al mencionar el caso de sus dos grandes rivales, ausentes, con quienes comparte el liderato histórico con 20 títulos en Grand Slams.
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“Lo siento. Sé que mucha gente va a estar observando mis partidos y a la expectativa de que me vaya bien y pelear por el Slam”, continuó.
Naomi Osaka sabe también que su regreso a la actividad en un Grand Slam por primera vez desde que abandonó el Abierto de Francia para privilegiar su salud emocional significa que estará en el centro de atención cuando tenga una raqueta en la mano como la campeona defensora en Flushing Meadows — y cuando esté con un micrófono en frente de ella.
“Definitivamente se sentirá un poco diferente. Realmente no sé como describirlo, pero ya tuve que superar la sensación de que las miradas de las personas hacia mí se sienten un poco diferentes. Al mismo tiempo, comencé a decirme que las cosas son como son. Realmente no puedo cambiar la percepción que tenga la gente de mí”, dijo Osaka.
El último Grand Slam del año arranca el lunes, con la espera de llenos en las gradas un año después de que los aficionados no fueran permitidos a causa del brote de coronavirus. Será un torneo en el que por primera vez desde 1997 no estarán Federer, Nadal y las dos hermanas Williams, por lo que no será sorpresa donde estará la atención.
En Djokovic, de 34 años, el serbio, máximo favorito al título, y en Osaka, de 23 años, de Japón, preclasificada número 3 del torneo.
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