Como medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Javier Culson conoce de primera mano la presión que siente un atleta cuando regresa a la pista luego de conquistar un metal en el máximo escenario.
En ese sentido, el vallista retirado reconoció el tipo de expectativas con las que deberá lidiar Jasmine Camacho-Quinn por el resto de su carrera deportiva, luego de obtener la medalla de oro en los Juegos de Tokio y establecer un nuevo récord olímpico en los 100 metros con vallas.
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“Ahora va a tener una responsabilidad, una carga. Todos los medallistas se van a sentir bien presionados. Uno siempre da el máximo para mantenerse, que es lo más difícil. Hemos tenido atletas en otros países que cogen medallas y se desaparecen (porque) esa es la parte más difícil, mantenerse. Sabemos que hay mucha competencia, muchos jóvenes subiendo y salen de la nada, rinden al 100%. Hay que prepararse bien, con esa misma visión, disciplina y deseo para lograr todos sus objetivos”, manifestó Culson previo al inicio de una actividad organizada por el Comité Olímpico de Puerto Rico para homenajear a Camacho-Quinn y el resto de la delegación boricua que participó en Tokio.
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Antes de obtener su medalla de bronce en Londres, Culson ya se había establecido como uno de los mejores atletas de los 400 metros con vallas, habiendo conquistado sendos metales plateados en los Mundiales de 2009 y 2011. En el caso de Camacho-Quinn, su fenomenal actuación en Tokio le dio un giro de 180 grados a un atropellado ciclo en el que se ausentó de todos los eventos grandes, como los Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe, luego de haber dado destellos de su potencial con una aparición en la semifinal de las Olimpiadas de Río 2016.
Culson llegó a los Juegos de Londres con una trayectoria de éxito al más alto nivel y con la presión de romper una sequía de medallas olímpicas para Puerto Rico que, en ese entonces, se había extendido por 16 años. Desde entonces, además del bronce de Culson, Puerto Rico ha obtenido la medalla de plata de Jaime Espinal en la lucha olímpica, también en 2012; así como los oros de la tenista Mónica Puig en 2016 y el de Camacho-Quinn en Tokio.
“Hay mucha hambre y deseo, obviamente. Los que no pudieron cumplir por alguna razón con las expectativas en Río se prepararon más para Tokio, a pesar de la situación de la pandemia. En una parte favoreció (a los atletas), en términos de que hubo más descanso de lo normal, y el cuerpo necesita descanso”, dijo Culson al preguntarse cómo explica la racha de podios olímpicos de Puerto Rico, que hasta el triunfo de Camacho-Quinn nunca había registrado medallas en tres eventos consecutivos.
Dentro del dominio que Camacho-Quinn exhibió en su paso por la capital nipona –incluyendo el récord olímpico de 12.26 segundos en la semifinal–, Culson reconoció que lo que más le impresionó fue el “control” que mantuvo la atleta al rozar la novena valla en la final.
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“Se aprende de ese coraje, porque lo que mostró Jasmine… tuvo un percance y, aun así, dominó. Son pocos los atletas que (pueden sobreponerse a) un desliz en la valla. El que le pegue a la valla se elimina por completo del medallero. Ella tuvo ese control y es algo bien admirable”, dijo el dos veces campeón de la Liga Diamante en los 400 metros con vallas.
Necesaria la competencia
De cara al futuro, Culson resaltó la importancia de que los atletas del patio tengan la posibilidad de competir consistentemente tanto a nivel doméstico como internacional, con miras a identificar las áreas a mejorar y buscar los registros que les permitan obtener resultados en los grandes eventos.
En Tokio, al atletismo boricua estuvo representado por Camacho-Quinn y por los especialistas en 800 metros Wesley Vázquez, Ryan Sánchez y Andrés Arroyo, que quedaron eliminados en la primera fase.
“No tenemos las facilidades, las competencias activamente. Si tuviéramos muchas competencias, llevando atletas a competencias, podemos tener mejores resultados. Pero rindieron superbién a pesar de todo lo que está sucediendo. Es básicamente apostar a ellos, apoyarlos, sea económicamente. Necesitamos sacarlos de Puerto Rico para ir a competencias activas. En Estados Unidos todos los fines de semana hay competencia, y ahí uno puede seguir evaluándose. Acá no tenemos competencias, por las restricciones y se entiende. La única que tenemos es la LAI (Liga Atlética Interuniversitaria), que cuando estábamos campeón nacional nos daban espacio para competir. Es la única competencia oficial donde podemos rendir y ver. Esas son las cosas que tenemos que mejorar, (así como) buscar fondos. Seguir con las ayudas de la empresa privada a los atletas para que puedan cubrir esos gastos para poder competir”, puntualizó el exvallista.