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Tokio y los Juegos Olímpicos: “No estamos preparados”

Lejos de la ansiedad por recibirlos, sus residentes ven con preocupación la llegada de las delegaciones.

Un cambio de presidente del Comité Olímpico, miles de voluntarios que decidieron renunciar, posibilidad de cancelación, dificultades para acordar un cambio de fecha, cuatro estados de emergencia en Tokio y 364 días después de la fecha oficial, finalmente, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 comenzarán este 23 de julio.

Pero con la actual situación de pandemia mundial, los Juegos Olímpicos serán sin duda muy especiales. Son excepcionales las medidas que se han tomado y que, aparentemente, se mantendrán para resguardar la salud de quienes viajan al país nipón por este evento.

Además de la ausencia de espectadores, el estado de emergencia decretado a partir del 12 de julio debido al incremento de pacientes contagiados por COVID-19 suma el traslado único de deportistas desde el aeropuerto a la Villa Olímpica, para después mantener un régimen que les habilitaría solo para salir los días que deban competir y volver directo a su alojamiento.

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Historia de dificultades

Pero no es la primera vez que los nipones se ven en estas circunstancias, y es que Tokio también había sido escogida para albergar la edición de 1940 de los Juegos Olímpicos, los cuales debieron ser cancelados luego de que estallara la guerra chino-japonesa en 1937. Pero los japoneses tuvieron la oportunidad de reivindicarse cuando fueron anfitriones de los Juegos Olímpicos de 1964.

Esta vez, Japón también se preparó no sólo con la mejora, construcción y remodelación de recintos deportivos, sino que también con el arreglo de calles, renovación de estaciones de tren e implementación de señales en inglés que ayudarían a quienes no manejan el idioma japonés.

Una de las cosas que le ha llevado más tiempo al país nipón y que han aprovechado de fomentar durante la preparación para estos Juegos Olímpicos es la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto y tsunami de 2011: Miyagi, Fukushima e Iwate. En este contexto es que se realizaron tres monumentos que simbolizan la gratitud de los japoneses con el mundo por la ayuda recibida ante esta tragedia.

Estos monumentos se estarán exhibiendo frente a la Galería de imágenes en memoria de Meiji, cercano al Nuevo Estadio Nacional Olímpico de Tokio, lo que permitirá a los atletas verlos y también dejar a los residentes mensajes pegados a los monumentos.

Un evento internacional que no ayudará mucho a los residentes

La llegada de una competición como esta suele ser una fiesta para el país y ciudad anfitriona, pero para Tokio no será más que ver desde lejos la magia de los Juegos Olímpicos. Takiko Noguchi (55), japonesa dueña del restaurante Chiles, ubicado en Harajuku, uno de los lugares más transitados por turistas y jóvenes, cree que el desarrollo del evento “es peligroso para quienes vivimos acá y quienes viajan, pero principalmente siento que tenemos este nuevo estado de emergencia, debido a que el número de pacientes con coronavirus subió, que es algo que los doctores esperaban, pero con los ciudadanos de Japón, ahora no sé si realmente han evaluado todo y están preparados en caso de que haya infectados entre las personas que viajen”.

Y es que a la preocupación por el arribo de todas las delegaciones se suma a que en Japón no se ha podido realizar la vacunación de la población como se tenía presupuestado inicialmente, pues aun teniendo las dosis necesarias, la escasez de personal de salud ha hecho que todo el proceso se vea afectado.

En este sentido, Noguchi plantea que “he visto que en otros países les pidieron ayuda a estudiantes de medicina para hacer todo más eficiente y me parece que hay muchas formas de encontrar a las personas que puedan ayudar con la vacunación, pero no sé si están dudando de hacer algo así o pensaron que no lo necesitaban y finalmente todo ha quedado retrasado. Por eso siento que no estamos preparados y mis hijos, por ejemplo, opinan lo mismo.Se cuestionan el por qué van a celebrarse con toda la situación que nos rodea. En general, creo que los japoneses no están tan emocionados de que se hagan las olimpiadas”.

En el caso de su restaurante, ella se vio forzada a tener que implementar sistema de despacho a domicilio, por su propia cuenta, para luego unirse a una aplicación de entregas. Pese a las dificultades y la baja en ventas, nunca ha tenido que cerrar por completo.

Respecto a la celebración de los Juegos Olímpicos, Noguchi dice que “deseo y espero que el Gobierno esté preparado para recibir a toda la gente que llega producto de las Olimpiadas, pero la verdad no lo sé, porque creo que los atletas van a respetar todos los cuidados y reglas que se les pongan, pero no sé cómo va a ser con las otras personas que vengan. Y me parece que el Gobierno no es capaz de controlar todo a un 100 %”.

Para Eduardo Ferrada (64), chileno que vive en Japón hace 38 años y dueño del restaurante Casa de Eduardo, ubicado en Nakano, este es un acontecimiento que “es un símbolo para la humanidad, por eso hay que hacer los Juegos Olímpicos y terminarlos. No podemos darnos por vencidos frente al virus, el ser humano no tiene que detenerse. Aunque sea simbólico, como ahora que no va a haber público y los atletas van a estar casi encapsulados, pero es algo que hay que hacer. Siempre estuve de acuerdo con que se realicen y estoy contento con que finalmente se hagan”.

Pese a su mirada más positiva sobre la celebración del evento deportivo, afirmó que “a mí me parece que al japonés, en general, no le importa si se hacen o no los Juegos Olímpicos, ellos se dejan llevar y, como Japón tiene recursos, a veces les llega un subsidio que les ayuda, así que ellos siguen trabajando y continúan con su vida normalmente”.

Ferrada aclara que “yo tengo la suerte de que trabajo solo. Entonces no tengo que pagar sueldos y sí, me he tenido que apretar el cinturón, pero restaurantes vecinos al mío no les ha quedado otra que cerrar”.

Noguchi, por su parte, concluye sin muchas expectativas: “Al principio todos estábamos muy emocionados de tener las Olimpiadas en Tokio y esperábamos que fuera bueno para todos, incluido el restaurante, pero después del COVID y con la situación de una nueva cepa que se está esparciendo bastante rápido y de forma muy agresiva, me parece que lo ideal sería que no se realicen”.

LA CIFRA: 2,447

Los casos nuevos que se convirtieron -hasta ahora- en la mayor cifra de contagios de COVID-19 en Tokio, el 7 de enero de 2021.

Vox pop

Eduardo Ferrada, chileno residente hace 38 años en Japón

“Los Juegos Olímpicos no van a ser un impulso a la economía en Japón. Por el contrario, esto hizo que se decretara este nuevo estado de emergencia. Va a ser una pérdida grande económicamente para los locales y para el gobierno que está dando subsidios, pero me parece que es algo que hay que hacer”.

Takiko Noguchi,

japonesa dueña del restaurante Chiles, ubicado en Harajuku

Takiko Noguchi, japonesa dueña del restaurante Chiles, ubicado en Harajuku / Suministrada

“Creo que el Gobierno ha tratado de hacer lo mejor posible, pero, debido a que las vacunaciones empezaron muy tarde en comparación a otros países, me parece que no estamos listos y por eso creo que no se deberían hacer los Juegos Olímpicos”.

Tanaka Natsuki,

japonés, 30 años, electricista que se encuentra actualmente apoyando a la delegación italiana que se instaló en Tokio.

“Todos estuvimos esperando el año pasado que las cosas cambiaran y se hicieran los Juegos Olímpicos, pero ahora que se ha vuelto un hecho, me parece bien, aunque no creo que el Gobierno esté absolutamente preparado. Me parece que estamos todo lo preparados que se puede estar en estas circunstancias. Además, debido a este evento, los japoneses queremos dar lo mejor de nosotros y, en mi caso, también dar lo mejor en el trabajo”.

Campañas que no funcionaron

El gobierno japonés ha impulsado distintas medidas durante la época de pandemia, dos de ellas fueron las campañas Go To Travel y Go To Eat a finales del año pasado, que pretendían dar un impulso a la economía turística e impulsar el consumo en restaurantes.

Takiko Noguchi cree que “justamente por esas dos campañas se produjeron más casos de coronavirus, porque las personas pensaron que si se estaban haciendo era porque estaba todo bien para poder salir, pero no era así. Ahora tenemos que cerrar de nuevo a las 8 de la tarde en el restaurante y en el caso de este último estado de emergencia tampoco podemos vender alcohol”.

“Honestamente creo que va a ayudar en la disminución de los casos, pero para mí, por ejemplo, las ventas siguen siendo un 30 % o 40 % menos, así que también han sido importante los subsidios que está entregando el gobierno a los dueños de locales que siguen sus regulaciones”, concluye la dueña del restaurante Chiles en Tokio.

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