Serena Williams enfrentaba ya dificultades para seguirle el ritmo a una desenfrenada semifinal del Abierto de Estados Unidos. De pronto, se paró detrás de la línea de fondo tras disputar un punto del tercer set, y se agachó.
La estrella estadounidense se mantuvo en esa posición durante unos segundos que parecieron eternos. Se sujetó el tobillo izquierdo y pidió la ayuda de una kinesióloga.
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Tras solicitar la pausa, recibió un vendaje. En un santiamén, su intento por obtener un 24to título de Grand Slam parecía descarrilar. Mientras, su rival Victoria Azarenka estaba sentada a un costado de la cancha, con los ojos cerrados y con la mayor calma que la situación permitía.
Tras una interrupción de unos cinco minutos en el estadio Arthur Ashe, las acciones se reanudaron. Williams retomó la fuerza de sus gritos y de sus disparos.
Pero fue Azarenka quien concretó un triunfo de 1-6, 6-3, 6-3 para avanzar a la final de un major, algo que no conseguía desde 2013.
“¿Han pasado siete años? Ése es mi número favorito. Supongo que debía ser así. Estoy muy agradecida por esta oportunidad”, manifestó la bielorrusa, quien se coronó en el Abierto de Australia en 2012 y 2013, además de perder la final del US Open ante Williams en esos dos años. “En el camino a la final hay que vencer a las mejores. Hoy eso fue lo que ocurrió”.
La derrota dejó a Williams otra vez en el umbral de ese escurridizo 24to cetro. Fue vencida en la final de cuatro de los siete torneos anteriores del Grand Slam, incluidas las ediciones de 2018 y 19 en Flushing Meadows.
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“Quizá dejé de pisar el acelerador en algún momento”, dijo la estadounidense.
A dos semanas de cumplir 39 años, la pregunta para Williams es: ¿Cuántas oportunidades más tendrá?
Después del tropiezo confirmó que viajará a París, donde el Abierto de Francia comienza el 27 de septiembre.
“Estoy evidentemente decepcionada, pero, al mismo tiempo, hice lo que pude hoy”, comentó. “En otras ocasiones he estado cerca y pude haberlo hecho mejor. Hoy di mucho”.
Azarenka criticó en cambio su desempeño en la manga inicial.
“Hoy me metí yo sola en un hoyo. Quiero decir, ella me metió en el primer set y tuve que trepar para salir de ahí poco a poco”, dijo Azarenka, de 31 años y ubicada en el 27mo puesto del ranking. “Estoy muy contenta por haber dado la vuelta a esto, porque de ninguna manera era fácil”.
Hay una evidencia del brillo que desplegó Azarenka: Logró 12 winners e incurrió apenas en un error no forzado en el segundo set. Dominó desde la línea de fondo en el tercero, especialmente con el revés.
Así, se apuntó su primer triunfo sobre Williams en 11 duelos del Grand Slam entre ambas.
El sábado, se medirá con Naomi Osaka, en una pulseada entre dos tenistas que han ganado majors y que han estado en el primer sitio del escalafón mundial. Por mucho, ambas han sido las mejores en el mes transcurrido desde que se reanudó la campaña largamente interrumpida por la pandemia de coronavirus.
Osaka recibió un poco de ayuda de un rebote afortunado en la soga de la red y de una decisión incorrecta del juez de línea. No fue sino hasta entonces que la japonesa logró dominar a la local Jennifer Brady, en una semifinal repleta de saques veloces y potentes tiros de derecha.
Y Osaka, de 22 años, está a un triunfo de un tercer título de Grand Slam.
La japonesa tomó al fin una delantera clara a la mitad del último set, con el único quiebre que logró en la jornada —y el único que necesitó— para doblegar 7-6 (1), 3-6, 6-3 a Brady. Regresó así a la final en Flushing Meadows, dos años después de conseguir el campeonato.
El encuentro se disputó con el techo cerrado en el estadio Arthur Ashe. Desde el interior, se escuchaba el golpeteo de la intensa lluvia sobre la estructura. El ambiente intramuros favoreció los buenos golpes por parte de ambas tenistas, e hizo que los raquetazos resonaran en el recinto vacío por la pandemia de coronavirus.
“Esto significa mucho para mí. En cierto modo, considero que Nueva York es mi segunda casa”, dijo Osaka, quien se mudó a Estados Unidos siendo niña. “Me encanta el ambiente, pese a que no hay gente aquí. Creo que esta cancha me va muy bien”.
Les fue bien a las dos tenistas durante buena parte de una semifinal de alta calidad.
Se combinaron para 70 winners —35 por cabeza—, por apenas 42 errores no forzados. Hizo falta un golpe de suerte para definir el rumbo del encuentro tras una hora y 45 minutos.
Fue entonces cuando Osaka, quien ganaba por 2-1 en el tercer parcial, recibió su primer break point con un revés que rozó la cinta de la red y cayó del otro lado. Aprovechó su oportunidad con una devolución a 110 mph.
El juez de línea marcó que la devolución de revés por parte de Brady se quedó larga. La repetición en la TV mostró que la pelota alcanzó a tocar la línea de fondo.
Brady no desafió la decisión.
El Arthur Ashe es uno de los dos recintos del US Open donde hay jueces de línea este año, una medida que buscó reducir el número total de personas en las canchas. En las otras arenas, se recurrió exclusivamente a métodos electrónicos.